El profesor Vidal Ávalos, de la Escuela Básica Nº 4.078 San Pablo de la localidad de Margariño, zona Pilcomayo, distrito de Mariscal Estigarribia, distante a unos 700 km de Asunción, informó que este año, pese a la sequía, la huerta escolar volvió a dar abundantes hortalizas y verduras. “Gracias a Dios, tenemos dos pozos en la escuelita y al tener agua permanentemente del río Pilcomayo, que alimenta a nuestros pozos, a nosotros nunca nos faltó agua”, dijo.
Señaló que en los años anteriores la huerta escolar fue un trabajo en conjunto con los alumnos, pero este año, debido a la pandemia y el cierre de las clases presenciales, el trabajo prácticamente quedó a su cargo. “Pero yo tenía también más tiempo para dedicarme a las plantaciones. En cuanto a las hortalizas y verduras logré conseguir buenas producciones este año de lechuga, acelga, perejil, cebollitas, tomate, rabanito, zanahoria y otros más. También alrededor de las aulas y de mi casita tenemos mburukuyá, limones, guayabas, granadas, pomelos y’vapovó, acerola y algunos remedios medicinales”, dijo el docente.
Ávalos indicó que las veces que vienen los alumnos a la escuela a llevar las tareas les entrega los frutos de la huerta. “Cosechamos con ellos para poder consumir y llevar en la casa y también doy a algunas otras personas que nos visitan”, comentó.
En cuanto a las tareas escolares, remarcó que con la mayoría se ha buscado una forma alternativa para realizarlas. "Por el momento estoy procurando para que los padres de familia puedan traer a sus hijos en la institución escolar para la etapa final”, indicó.
La escuela de Margariño comenzó las clases este año con 26 alumnos. Normalmente trabaja con un internado, porque los alumnos llegan de diferentes estancias distantes hasta a 120 km de la zona.