“Trucos y astucia”: Las grandes multas no frenan que los bancos muevan dinero sucio

El dinero llegaba desde California, Perú, Bolivia, China y otros lugares donde las familias de bajos ingresos estaban dispuestas a invertir sus modestos ahorros – 2.000, 5.000 o 10.000 dólares—en un fondo de inversión que esperaban que les hiciera cambiar sus vidas.

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Con tan solo pulsar un teclado, el dinero de los inversores se canalizó a través de operaciones en Nueva York del gigante bancario global HSBC. Luego se diversificó por todo el mundo a través de cuentas en las extensas oficinas de HSBC en Hong Kong.

Como otros engañados por lo que se conoció como el esquema Ponzi World Capital Market, Reynaldo Pacheco, un padre de 44 años de Santa Rosa, California, promovió el trato entre familia y conocidos. Cuando el fraude WCM empezó a descifrarse, uno de los desafortunados inversores al que había convencido para poner el dinero en el acuerdo decidió suicidarse.

Tres hombres lo secuestraron y golpearon su cabeza con piedras, dejándolo muerto en un arroyo, sus manos atadas a su espalda con cinta y cordones de los zapatos.

Miles de víctimas perdieron unos 80 millones de dólares en el fraude, según se estima,

Los FinCEN Files muestran que HSBC continuó moviendo dinero para el fondo en un momento en el que las autoridades de tres países estaban realizando investigaciones a la compañía y los propios vigilantes de cumplimiento del banco sabían que se trataba de un esquema Ponzi – y a pesar de las promesas del banco, en virtud de su acuerdo de procesamiento diferido de 2012, de que iba a trabajar duro para prevenir que el dinero sucio se moviera por sus sistemas.

Incluso después de que la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos ganara una orden de restricción para congelar los activos de la compañía, la cuenta de WCM en HSBC seguía activa. De acuerdo a documentos judiciales presentados posteriormente por los abogados con el objetivo de recuperar el dinero de las víctimas del fraude, WCM sacó más de 7 millones de dólares de su cuenta durante la siguiente semana, llevando su balance a cero.

WCM no fue la única compañía ligada a actividades criminales que movió dinero a través de HSBC durante el periodo de prueba de cinco años que siguió al acuerdo de procesamiento diferido del banco por importe de 1.900 millones de dólares [1,9 billones en el sistema americano]. La oficina del banco en Hong Kong, por ejemplo, procesó más de 900 millones de dólares en transacciones relacionadas con sociedades pantallas vinculadas a documentos judiciales e informes mediáticos de posibles redes criminales, según un análisis del ICIJ.

Los fiscales americanos y otros funcionarios han elogiado los acuerdos de procesamiento diferido y otros tipos de acuerdos por blanqueo de dinero como herramientas efectivas para asegurarse de que los grandes bancos cumplieran la ley y parasen de trabajar para delincuentes. Cuando las autoridades anunciaron el acuerdo de procesamiento diferido de Standard Chartered en 2012, un empleado del FBI manifestó: “Nueva York es una capital financiera mundial y un centro bancario internacional, y tienes que cumplir con las leyes para realizar negocios aquí”.

La investigación del ICIJ muestra que cinco de los bancos que aparecen más frecuentemente en los FinCEN Files –HSBC, JPMorgan, Deutsche Bank, Standard Chartered y Bank of New York Mellon—continuaron moviendo dinero para personas y empresas sospechosas a raíz de acuerdos de procesamiento diferido y otras acciones de cumplimiento de la ley contra el blanqueo de grandes cantidades de dinero.

Cuatro de estos bancos firmaron acuerdos de no procesamiento o de procesamiento diferido relacionados con blanqueo de dinero en los últimos 15 años. El único banco de los cinco que no ha sido objetivo de un acuerdo de no procesamiento o de procesamiento diferido es Deutsche Bank. No obstante, el banco alcanzó un acuerdo civil por 258 millones de dólares en 2015 como consecuencia de una investigación por los reguladores bancarios de Estados Unidos y Nueva York que encontraron que el banco había movido casi 11.000 millones de dólares [11 billones en el sistema americano] a nombre de instituciones financieras de Irán, Líbia, Siria, Birmania y Sudán y otras entidades sancionadas por Estados Unidos.

Cuatro de los cinco bancos han sido objetivo de numerosas acciones criminales por blanqueo de dinero por agencias estatales o federales en Estados Unidos. Uno de ellos –Bank of New York Mellon—no ha sido objeto de grandes acciones criminales por las autoridades de Estados Unidos más que una vez en los últimos 15 años.

En 2005, dos años antes de su fusión con Mellon Financial, Bank of New York pagó 38 millones de dólares y firmó una cuerdo de no procesamiento después de que una investigación federal concluyera que había blanqueado 7.000 millones de dólares [7 billones en el sistema americano] de dinero ilícito ruso. Informaciones de medios afirmaron que los investigadores creían que Mogilevich, el supuesto ‘Jefe de jefes’ de la mafia rusa, estaba detrás de algunas transacciones.

Pero si bien evitó grandes actuaciones criminales durante la pasada década o más, Bank of New York Mellon ha continuado realizando negocios con personajes sospechosos, según muestran los FinCEN Files.

Los archivos filtrados muestran, por ejemplo, que Bank of New York Mellon movió más de 1.300 millones de dólares [1,3 billones en el sistema americano] en transacciones entre 1997 y 2016 vinculadas a Oleg Deripaska, un multimillonario ruso y aliado desde hace mucho tiempo del presidente ruso Vladimir Putin.

Desde 2008, Derispaska ha sido objeto de alegaciones en informes mediáticos que lo vinculaban con el crimen organizado. Cuando las autoridades de Estados Unidos anunciaron sanciones contra él en 2018, manifestaron que anteriormente había sido acusado de amenazar las vidas de rivales empresariales, sobornado a un funcionario del gobierno ruso y ordenado el asesinato de un empresario.

Deripaska niega el blanqueo de fondos o la comisión de delitos financieras y ha demandado al gobierno de Estados Unidos en un esfuerzo por anular las sanciones.

“BNY Mellon asume su papel de protección de la integridad del sistema financiero global de manera seria, lo que incluye la remisión de informes de actividad sospechosa”, manifestó Bank of New York Mellon en un comunicado. “Como un miembro de confianza de la comunidad bancaria internacional, cumplimos plenamente con todas las leyes y regulaciones aplicables, y asistimos a las autoridades en el importante trabajo que realizan”.

Banderas rojas

Un patrón llamativo descubierto por el análisis del ICIJ de los archivos filtrados es la voluntad de muchos bancos para procesar transacciones para los mismos clientes de riesgo.

Derispaska, el oligarca ruso, no sólo tuvo al Bank of New York Mellon ayudándolo. Los documentos secretos revelan que el Deutsche Bank movió más de 11.000 millones de dólares [11 billones en el sistema americano] en transacciones entre 2003 y 2017 para empresas que controlaba.

Los archivos también indican que Deutsche Bank, Bank of New York Mellon, JPMorgan, HSBC y Standard Chartered estaban entre los 20 bancos que ayudaron a Odebrecht SA –una constructora de América Latina tras las que los fiscales de Estados Unidos advirtieron del mayor caso internacional de sobornos en la historia – a mover 677 millones de dólares entre 2016 y 2016. Deutsche Bank jugó un papel en transacciones por más de 560 millones de dólares de esa cantidad, según muestran los registros.

Luego está Dmytro Firtash, un oligarca ucraniano que está buscado por cargos criminales en Estados Unidos.

En 2014, los fiscales americanos abrió una acusación contra él por sobornar a funcionarios en India en un esfuerzo para asegurar un acuerdo minero. Desde finales de 2019, medios de Estados Unidos publicaron afirmaciones sobre el papel jugado por Firtash en el esfuerzo del presidente Trump por arrojar basura en Ucrania sobre su oponen para la reelección de 2020, Joe Biden.

Firtash, que dice que empezó su ascenso en los negocios tras comerciar con leche en polvo de Ucrania por algodón uzbeko tras la caída de la Unión Soviética, vive en el exilio en una mansión en Viena, incapaz de abandonar Austria pero al mismo tiempo protegido de los esfuerzos para extraditarle. Su mansión art nouveau tiene un cine casero y una piscina infinita – un perfil de 2017 por Bloomberg Businessweek lo apodó “el oligarca en la jaula orada”.

Cuando se trata de banca, él y las compañías relacionadas con él encontraron las puertas abiertas en muchas grandes instituciones de la industria.

Cuatro de los grandes bancos del análisis del ICIJ –JPMorgan, Deutsche Bank, Standard Chartered y Bank of New York Mellon – manejaron transacciones para sociedades controladas por Firtash, según muestran los FinCEN Files. Y los archivos indican que los cuatro aprobaron transacciones relacionadas con Firtash después de que las autoridades de Estados Unidos forzaran a los bancos a pagar multas y prometer que trabajarían más duro para filtrar a los clientes sospechosos.

Los archivos muestran que entre estos bancos, JPMorgan movió la mayoría del dinero de las empresas controladas por Firtash – moviendo cientos de transacciones por un importe total de 1.900 millones de dólares [1,9 billones en el sistema americano] entre 2003 y 2014.

JPMorgan y los otros bancos deberían haberse preocupado de la cuestionable historia de Firtash al menos desde 2010, cuando un cable diplomático de Estados Unidos filtrado relacionaba a Firtash con Mogilevich.

En 2011, una demanda presentada por la antigua primera ministra de Ucrania Yulia Tymoshenko en Manhattan proporcionaba a los cinco bancos aún más información, incluso citando cuentas específicas en cuatro de los bancos que la demanda alegaba que supuestamente estaban siendo usadas por Firtash para blanquear dinero.

La demanda acusaba a Firtash, Mogilevich y el futuro jefe de campaña de Trump, Manafort, de blanquear fondos ilícitos de Ucrania a través de bancos y acuerdos de inversión en Estados Unidos.

La demanda señalaba que cuentas en las oficinas de Nueva York de JPMorgan, Deutsche Bank, Standard Chartered y Bank of New York Mellon estaban siendo usadas en operaciones de blanqueo de dinero para mover dinero robado de Ucrania hacia Estados Unidos y luego –después de que se blanqueara—hicieran el viaje de ida y vuelta hacia Ucrania.

A pesar de estas acusaciones, estos cuatro bancos continuaron manejando transacciones que involucraban a sociedades controladas por Firtash, incluidas algunas transacciones procesadas por Deutsche Bank tan recientes como en 2017.

La demanda fue rechazada en 2013, en parte porque Tymoshenko y sus abogados no fueron capaces de ofrecer suficientes detalles de las transacciones involucradas en el supuesto fraude.

Firtash negó cualquier mala práctica, señalando a Bloomberg Businessweek que era víctima de “una máquina especial de propaganda organizada contra mí”. Contó a la revista que Tymoshenko está “equivocada en todo. Miente todo el tiempo. Sobre el blanqueo de dinero, para empezar necesitas tener dinero sucio. Yo siempre he tenido dinero limpio”.

En un comunidad, un abogado de Firtash contó al ICIJ que Firtash “nunca tuvo ninguna participación u otra vinculación comercial con Semion Mogilevich”. El abogado dijo que Firtash no contestaría a preguntas del ICIJ porque sus cuestiones son “dependientes de la divulgación ilegal y criminal” de informes de actividad sospechosa.

Haciendo responsables a los banqueros

¿Por qué aparentemente las grandes sanciones financieras no han servido para cambiar el comportamiento de los bancos?

John Cassera, un experto en delitos financieros que trabajó como agente especial asignado al FinCEN entre 1996 y 2002, dijo que el tamaño de las mutas pagadas por HSBC y otros bancos pueden sonar grandes pero son una pequeña fracción de los beneficios de los bancos. Y el dinero no es pagado por los banqueros que deben rendir cuentas, dijo – es pagado por los accionistas.

BNP Paribas, el mayor banco de Francia, recibió la mayor multa de todas en 2014, cuando tuvo que pagar 8.900 millones de dólares [8,9 billones en el sistema americano] frente a la abrumadora evidencia de que ayudó a transferir miles de millones de dólares [billones en el sistema americano] al sistema financiero de Estados Unidos a nombre de entidades de Sudán, Irán y Cuba que eran objeto de sanciones de Estados Unidos.

Al contrario que los acuerdos con HSBS y otros, este no fue un procesamiento diferido. El banco acordó aceptar una condena penal, y a despedir a 13 empleados.

Para el banco francés, la prioridad en las negociaciones del acuerdo fue asegurar que su licencia para procesar transacciones en dólares en Estados Unidos no fuera revocada permanentemente. En lugar de ello, los reguladores americanos prohibieron a BNP Paribas estas actividades durante un año.

Tras el anuncio del acuerdo, el precio de la acción del banco subió un 4%.

James S. Henry, un economista de Nueva York, abogado y escritor que ha investigado el mundo del dinero sucio desde los setenta, afirma que las acciones criminales de Estados Unidos de las últimas dos décadas han tenido algún impacto en el comportamiento de los grandes bancos – al menos comparado con cualquier época anterior en la que operaban casi sin restricciones.

Pero dijo que se necesitará más que “voluntad fiscal” para cambiar realmente la relación entre los bancos y los flujos de dinero ilícito. Esto se traduce en responsabilizar a los banqueros –no sólo los bancos y sus accionistas– .

“Tenemos que poner en riesgo a algunos altos ejecutivos que están a cargo de estas cosas”, afirmó Henry. “Y eso significa multas y/o cárcel”.

Acuario con tiburones

Parecía sacado de una novela de espías.

Los empleados de Deutsche Bank instruían a clientes de Irán y otros puntos calientes para encajar sus mensajes de pago con palabras clave que desencadenaría un trato especial. Un ejecutivo instó a los trabajadores a emplear “trucos y astucia” para evitar ser detectados por las autoridades americanas.

Estos trucos del oficio fueron expuestos en un comunicado del 4 de noviembre de 2015 por los reguladores bancarios de Nueva York. Deutsche Bank, según dijeron los funcionarios estatales, había sido pillado moviendo casi 11.000 millones de dólares [11 billones en el sistema americano] entre 199 y 2006 a nombre de Irán, Siria y otros países bajo las sanciones de Estados Unidos.

En virtud del acuerdo por 258 millones de dólares con el Estado y la Reserva Federal, Deutsche Bank aceptó reformar sus prácticas y despedir a los empleados envueltos en la operación para evitar las sanciones.

En un comunicado, Deutsche Bank enmarcó el trato como noticia vieja: “La conducta ha cesado hace varios años, y desde entonces hemos concluido todos los negocios con partes de los países involucrados”.

Mientras el acuerdo se desarrollaba en público, Deutsche Bank trabajaba entre bastidores para mover dinero para Ihor Kolomoisky – un multimillonario ucraniano que, según afirmaron más tarde los fiscales estadounidenses, estaba involucrado en un fraude masivo de blanqueo de dinero para canalizar dinero hacia el Medio Oeste americano.

Kolomoisky tiene su propia mística de espía de thriller. Los fiscales de Estados Unidos dicen que desde hace mucho tiempo se le conoce por su “crueldad e incluso violencia” en los negocios, una vez contrató a “matones armados” para ocupar las oficinas de una petrolera gubernamental. Un socio recordó haberse reunido con él y haber visto cómo el oligarca presionaba un interruptor a control remoto que arrojaba carne cangrejo de río a los tiburones hambrientos que ocupaban el acuario de su oficina.

Según los FinCEN Files, Deutsche Bank informó de haber movido al menos 215 millones de dólares entre finales de 2015 y finales de 2016 para Aerolíneas Internacionales de Ucrania, una empresa controlada por Kolomoisky.

Deutsche Bank ayudó a mover algo de este dinero antes de las 48 horas siguientes al acuerdo alcanzado en noviembre de 2015 con los reguladores de Nueva York.

En un informe de actividad sospechosa completado seis meses más tarde, Deutsche Bank se preocupó de que “había una variación inusual de cantidades en las transacciones, entre 23 dólares y 949.000 dólares”. Los empleados de cumplimiento también citaron informes no confirmados de que Kolomoisky estaba siendo investigado por el desvío de la ayuda económica del rescate a Ucrania.

Respuesta de Kolomoisky

El pasado julio, los reguladores de Nueva York alcanzaron otro acuerdo por blanqueo de dinero con Deutsche Bank. Esta vez, el banco acordó pagar 150 millones de dólares en sanciones relacionadas con sus acuerdos con el depredador sexual convicto Jeffrey Epstein y con dos bancos de fuera de Estados Unidos involucrados en escándalos de blanqueo de dinero.

Un mes más tarde, los fiscales de Estados Unidos presentaron denuncias civiles de decomiso en un tribunal federal alegando que Kolomoisky había desviado miles de millones de dólares [billones en el sistema americano] entre 2008 y 2016 de un banco ucraniano y después había blanqueado el saqueo a través de un laberinto de cuentas bancarias y sociedades pantalla alrededor del mundo.

Mucho de este dinero, según los fiscales, acabó en inversiones en Estados Unidos, incluyendo inmuebles comerciales en Texas y Ohio, plantas de acero en Kentuky, Virginia Occidental y Michigan y una fábrica de teléfonos móviles en Illinois.

Deutsche Bank rechazó contestar pregutnas sobre sus acuerdos con Kolomoisky, afirmando que está legamente restringido de comentar asuntos de sus clientes o transacciones. El banco dijo al ICIJ que había reconocido “debilidades pasadas” y “aprendido de nuestros errores”. Dijo que ha “abordado sistemáticamente” estos problemas.

“Ahora somos un banco diferente”, afirmó.

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