Actualmente Paraguay cuenta con 190 médicos intensivistas, informó la presidenta de la Sociedad Paraguaya de Medicina Crítica y Cuidados Intensivos, la doctora Liz Karina Fernández. Detalló que la Organización Mundial de la Salud establece que debe haber un médico intensivista por cada siete camas y en tiempos covid se habló de un intensivista cada cuatro a cada seis camas. En tanto, un 10% del total de las camas de un centro hospitalario de tercer y cuarto nivel deben estar destinadas al área crítica, pero en nuestro país siempre se está al tope de camas de internación.
A criterio de la doctora Liz Karina Fernández, la falta de terapistas es porque la especialidad es relativamente nueva, a pesar de que tiene como 25 años en el país, pero a su criterio poco promocionada a nivel universitario. Detalló que la formación de los primeros médicos intensivistas fue en IPS, y en los últimos años se sumaron los hospitales Nacional de Itauguá, Clínicas y San Jorge como unidades formadoras, pero insuficientes todavía.
Además hay que sumarle el poco atractivo, porque las guardias son largas y desgastantes, de 12 horas en el sector privado mientras en el sector público la mayoría están entre 18 y 24 horas y se trabaja con mucho estrés, se deben manejar sentimientos propios y de familiares, y lo peor el momento en que se pierde una vida y se debe desconectar al paciente.
Igualmente, es un trabajo de mucha presión para tener resultados, se maneja tecnología como los respiradores, hay módulos hemodinámicos también, se invierte tiempo y las horas invertidas no tienen una buena remuneración. Para muchos, dijo, a veces no es un tema de costo económico propiamente, sino que también está relacionado a tiempo de vacaciones por insalubridad, un espacio donde se pueda cuidar también la salud mental del profesional que cuida a un enfermo.
Médicos formados
La doctora Fernández comentó que para llegar a la certificación de un intensivista se requieren cinco años de formación, después de terminada la carrera de medicina que es de seis años. Para suplir la cantidad insuficiente de estos especialistas más por la pandemia, el Instituto Nacional de Salud, dependiente del MSPBS, creó un curso para capacitar a 500 médicos y 1.500 enfermeras, con clases virtuales y presenciales.
Sobre el punto, Fernández afirmó que van a ser de gran apoyo para la terapia intensiva, porque van a hablar el mismo idioma comunicacional en referencia al manejo de pacientes, pero que van a trabajar bajo exclusiva tutela de los especialistas.
Afirmó que no solamente hay necesidad de médicos terapistas, sino de personal de enfermería especialistas en el área. Apuntó que los enfermeros y enfermeras son los que están al lado del paciente, cumpliendo las indicaciones médicas, pero dijo que también están mal pagadas.
También señaló que son importantes la capacitación y el apoyo que puedan brindar los kinesiólogos y otros colegas como nefrólogos, porque existen pacientes con covid que podrían precisar diálisis.
Destacó que las terapias que tienen un soporte de hemodiálisis son sumamente importantes, así como la posibilidad de contar con tomógrafo, quirófano, farmacia abastecida, laboratorio con todas las determinaciones posibles marcan la diferencia.
“Una farmacia bien abastecida que haga que nuestro trabajo sea más llevadero, porque cuando estamos desabastecidos es cuando comenzamos a trabajar mal y el nivel de estrés aumenta. Tampoco somos la solución a todo, lo más importante viene por el lado de la prevención y la educación”, acotó.
Descentralización
Manifestó que la inversión que se está dando en las infraestructuras hospitalarias son muy buenas y realmente cree que tendría que ser mayor. Espera que superado el covid se piense en la descentralización de las estructuras hospitalarias hacia el interior del país, donde afirma se necesitan centros médicos de mayor complejidad para que los compatriotas tengan acceso rápido a hospitales de mayor complejidad que se siguen concentrando en la capital del país así como en el departamento Central.
Invita a los médicos que se están formando a que conozcan el mundo de la UTI, porque aseguró que la terapia intensiva es un mundo apasionante, “pero le tiene que gustar y es un lugar en el que se trabaja en equipo”. Con la pandemia se puso en el tapete lo que es la especialidad, por lo que pos covid cree que las guardias hospitalarias de UTI deben uniformarse a 12 horas, y que las remuneraciones vayan acompañadas también de horas de descanso mayores, como pueden ser dobles vacaciones para cuidar la salud mental, porque afirma que se debe cuidar al que cuida.
Señaló que todos tienen que sumar desde donde les toca y la gente apostar a la prevención. “Hay un mundo externo que si funcionara, los pacientes no necesitarían ingresar a la UTI; eso incluye prevención y un tratamiento de calidad en los pisos”.
En ese sentido, cree que si el clínico, el cirujano, el que está en la urgencia, el traumatólogo, en síntesis, si el médico de piso hiciera un buen trabajo con su paciente, entonces estarían ahorrando el ingreso de los pacientes críticos a terapia intensiva.
“También si pudiéramos conseguir que en su trabajo (en el hospital) el médico cuente con una buena provisión tanto de equipamiento biomédico, insumos, medicamentos se reduciría el ingreso a la terapia”, apuntó.