“En agosto ya empiezan siempre los preparativos, pero estamos pensando en celebrar, no así en gran masa como siempre, pero al menos una buena cantidad de gente y conformando los líderes para distribuir los oficios que cada uno va a tener en el área pastoral: cuidado, sanidad... Al mismo tiempo, estamos viendo la parte litúrgica y la lista de los obispos que van a predicar en esos días”, manifestó Valenzuela al ser consultado sobre cuáles son los planes para la festividad de la Virgen de Caacupé, teniendo en cuenta la pandemia del COVID-19.
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“Por otro lado, también estamos analizando qué hacer en el marco de la pandemia. Vamos a esperar (...) Conversando con las autoridades de Salud, Ministerio del Interior, para ver cómo podemos organizarnos, pero nos estamos preparando como si las cosas pudieran ir mejorando. Todo depende de cómo se desarrolla el COVID-19 en ese tiempo”, acotó.
Sobre la cantidad de personas que generalmente reúne la festividad, monseñor dijo: “Con todo lo grandiosa que es la basílica de Caacupé, en donde pueden entrar 1.000 personas, igual podríamos hacer que haya solo 50 personas. Queremos colaborar con la ciudadanía y vamos a tomar decisiones importantes a medida que vayan pasando los meses”, dijo.
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Consultado acerca de si ya pusieron fecha para tomar una decisión en cuanto a si se realizará o no la festividad, Valenzuela indicó: “Vamos a seguir así hasta fines de octubre y voy a pedir también la opinión de los obispos cuando tengamos nuestra asamblea en noviembre. Allí vamos a tener una visión más clara de la situación. También pensamos aprovechar. No vamos a hacer nada por nuestra cuenta sin consultar con el Ministerio de Salud y el Ministerio del Interior”, afirmó.
Valenzuela comentó que el año pasado, desde la novena hasta el 8 de diciembre, pasaron 4.500.000 personas por la Basílica, mientras que entre el 7 y 8 de diciembre hubo alrededor de 1.500.000 personas.