Estiman que el desempleo afecta a 750.000 personas

Daniel Correa, exviceministro de Economía, extitular del BNF y catedrático de la Universidad Católica, estima que a fin de año, si sumamos el desempleo más la subocupación, la falta de trabajo afectará a unas 750.000 personas. En esta entrevista, el experto advierte que urge controlar el gasto y el despilfarro en ministerios, gobernaciones e intendencias.

Daniel Correa analiza los efectos de la pandemia en la economía.Archivo, ABC Color
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–¿Cuántos años, especialidad?

–Tengo 44. Soy egresado de la UNA, con una maestría en Desarrollo Económico en la Auburn University de Alabama (Estados Unidos). Soy docente de la Universidad Católica.

–¿Qué panorama económico se vislumbra con esta intensidad que está adquiriendo la pandemia?

–Estamos ante un escenario inédito para la adopción de cualquier medida económica, inclusive para nosotros los economistas que nunca pasamos por esto. Yo me puse a leer libros de la década del 30 cuando tuvimos la Guerra del Chaco para dimensionar lo que puede representar esto para nuestro país, y llego a la conclusión que cualquier medida económica que se haga va a ser insuficiente.

–¿Qué hay detrás?

–Incertidumbre, a medida que avanza la enfermedad. Nadie sabe cuánto tiempo puede durar esto. Tuvimos una cuarentena completa durante casi 45 días que generó un deterioro importante. Tenemos colchones macroeconómicos que nos pueden ayudar a aguantar hasta un cierto tiempo este embate. Lo malo es que tenemos una economía altamente informal y tremendamente desigual. A la gente vulnerable le impacta muy mal y eso hace que las medidas que se puedan tomar sean insuficientes. Apenas el 20% de la gente que trabaja tiene seguro social; uno de cada cinco puede llegar a obtener un beneficio. La mayoría está desprotegida por culpa de la informalidad.

–¿Cuánta es la estimación de desempleo y la que se proyecta para diciembre por lo menos?

–Bueno, nosotros tenemos hoy aproximadamente 3.300.000 personas que están ocupadas, formales e informales.

–Es la población económicamente activa.

–Sí. Existe alrededor de 800.000 personas que hoy están configuradas dentro del IPS. Hay un millón de personas, cuentapropistas, empleados y otros que están dentro del régimen tributario. Hay un porcentaje muy alto que todavía no está formal. Cuando se hace un cálculo del nivel de desempleo que existe, este llega al 8%, más o menos 260.000 personas que buscan un trabajo formal. A eso hay que sumarle la subocupación, la changa, la gente que sale a rebuscarse en la calle. Esos son otros 250.000. La gente del sector formal perdió su empleo y algo tiene que hacer. Están aquellos que no estaban en la ocupación –amas de casa por ejemplo– pero se vieron obligados a buscar la generación de algún tipo de dinero. Esa se duplicó.

–Cuál es la estimación.

–El desempleo abierto fácilmente va a superar el 10%. Estamos estimando que en los próximos meses vamos a sumar otras 100.000 personas desempleadas de manera abierta. Pero probablemente vamos a tener entre 200 y 300 mil personas más en el desempleo informal.

–Juntados los dos...

–Si sumamos el desempleo más la subocupación esto estaría llegando al 22% de toda la población ocupada del país, unas 750.000 personas fácilmente.

–Es un montón de gente.

–Claramente esto coincide con la encuesta de hogares de la Dirección de Estadísticas, que reporta que entre abril y junio, el ingreso de las familias, o casi el 70% de las familias, tuvo un tipo de disminución de su ingreso.

–Apareció mucha gente creativa que perdió su empleo o dejó de trabajar, caso de los artistas, los trabajadores de eventos, mozos, hoteleros que se dedican ahora a hacer comida, delivery, confeccionan tapabocas.

–Hay es cierto una pauperización del ingreso de la gente por más que esta gente tiene que hacer delivery para tener ingresos. La desaceleración de la economía ya se venía produciendo de antes, entre 2018 y 2019. Aún con la alta inversión pública esta es insuficiente para compensar lo que cae en el sector privado.

–La deuda pública ya sobrepasó el 34% del PIB. Hasta Hacienda se alarma por esa apuesta a la inversión en infraestructura.

–Nosotros necesitamos un sector público que invierta en obras de infraestructura, en vivienda, que genere movimiento económico. Ahora, ese movimiento tiene que hacer que el sector privado también se mueva. Se requiere además medidas microeconómicas. El sector privado es el que va a hacer crecer la economía. Pero si el sector privado hoy no puede acceder al crédito y le cuesta caro abrir una empresa, va a ser muy difícil que el sector privado invierta. Lo que necesitamos es que el sector privado tenga los incentivos para seguir invirtiendo y seguir generando empleo: certidumbre, previsibilidad. Es lo que el Estado tiene que brindar para que pueda invertir.

–La inversión pública es importante...

–Sí, es importante, pero no es suficiente.

–Hoy parece que es el Estado el que dirige todo. El sector privado parece relegado a segundo plano.

–Es totalmente así. El problema es justamente eso. Un empresario, un mipymes o un comerciante pequeño no tiene seguridad para invertir si no sabe qué puede pasar. El sector público lo que tiene que hacer es generar buenas expectativas con una fuerte inversión. Sabemos que esa fuerte inversión debe estar vinculada a cómo se financia. Ese financiamiento es lo que tenemos que discutir cómo lo vamos a hacer: o con más impuestos, más gastos, más deuda.

–Las discusiones y debates llevan tiempo y acá estamos ante un panorama desolador de desempleo.

–Claro. La gente está perdiendo su empleo, los negocios se están cerrando, las empresas están quebrando. Entonces, la pregunta es: de dónde conseguimos rápidamente esos recursos para encauzar a la economía.

–Dónde cree usted.

–Hay que ser claros. Discutir sobre recaudación tributaria va a ser difícil. Se necesita hasta una reforma tributaria. Habrá que ir al Parlamento. Es una buena oportunidad para formalizar. Hay mucha gente que está fuera del sistema. Hay gente que elude hoy al sistema tributario. Ahí hay mucho por hacer pero no vamos a conseguir rápidamente esos recursos.

–¿Reforma del Estado?

–No, reforma administrativa para reducir los gastos superfluos que hoy están siendo de alguna manera malgastados. Hay que apretarse los cinturones aunque seguramente también con alguna deuda a futuro. Pero tenemos que saber que esa deuda tenemos que pagar en algún momento y la reforma tributaria tenemos que discutir hoy.

–La sensación es que acá se asegura el ingreso de los funcionarios pero no se consigue que se reduzca el gasto de los estatales.

–No es una percepción. Es una realidad.

–¿Qué debería priorizar el Gobierno para practicar esta cirugía administrativa?

–En primer lugar, congelar todo lo que tiene que ver con los servicios personales, la masa salarial del sector público. Hay otros recursos que se están destinando a gobiernos subnacionales, municipios, gobernaciones y demás que no tienen la productividad ni el impacto que se necesita.

–Despilfarran...

–Exactamente. Hay mucho despilfarro. En vez de invertir por ejemplo en rutas caminos vecinales transitables para los productores, un intendente del pueblo pierde sus fondos construyendo un muro perimetral del cementerio local o arregla la vereda de su plaza. No se sabe gastar y el dinero se pierde. Se debe seleccionar cuáles obras son prioritarias, yo diría, las que tienen alto impacto en las zonas urbanas. Por ejemplo, toda esta circunvalación de Asunción para sortear los terribles impactos que tenemos para entrar y salir de la capital. La construcción de viviendas da oportunidades de trabajo entre ocho a 12 empleos como mínimo. A nivel macro, ¿no será este el momento de apostar por la industria nacional? Los carpinteros están siendo muy solicitados últimamente. Los confeccionistas están haciendo las batas médicas, tapabocas. No tienen suficientes costureras para hacer frente a la demanda que existe. Debe haber una decisión estratégica por parte del Estado y decir: “hoy podemos priorizar todo lo que tenga que ver con lo nacional” y hacer que aquellas industrias de cierto tamaño produzcan y contraten a las micro y medianas empresas para que ellas también puedan atender y tener trabajo. Necesitamos ingreso y consumo.

–El consumo está deprimido...

–Es una realidad, y eso hace que el dinero no fluya en el sistema.

–Cuál es su opinión del subsidio.

–Es una forma de contener la inquietud social por todo lo que está pasando pero no se puede, no va a alcanzar pagar a todos lo que necesitan, y ahí está la disputa.

–Una pregunta difícil. ¿Hay que reabrir el Puente de la Amistad?

–No tengo suficiente información para opinar. Es difícil la situación de los compatriotas del Este. Sabemos de la necesidad de asegurar el comercio pero también hay una preocupación importante por lo sanitario. Hay dos caminos: el de la contención pero también el camino de la visión estratégica. Una vez que se abra, saber qué hacemos después. ¿Vamos a continuar con el mismo esquema, los mismos niveles de informalidad o vamos a darle calidad al empleo, una mayor industrialización a la economía, modernización de las urbes con obras de infraestructura?

–Cerraron la frontera formalmente pero continúa el tráfico clandestino tanto de mercaderías como de personas. Es lo único que puede explicar el alto nivel de infectados.

–El transporte de mercaderías no está prohibido. Lo que no hay es el turismo de compras. Tengo poca información pero sé que se negocia un protocolo para iniciar un comercio inteligente y seguro.

–Los expertos siempre dicen que alguien, los más vivos, van a salir ganando de esta crisis. ¿Va a cambiar el capitalismo o esta forma tradicional de intercambio?

–Obviamente habrá grandes ganadores y perdedores. No creo que cambien en términos de los grandes países. Sí creo que habrá regiones más beneficiadas y más perjudicadas.

–¿Qué región por ejemplo?

–Veo muy debilitado el sistema europeo. Habrá que ver cómo termina América Latina. Todavía no sabemos hasta qué punto va a llegar la caída de la economía. Se habla de que Estados Unidos va a darle una mirada mucho más fuerte a la región, con lo cual seguramente se puede tener algún tipo de mayores vínculos con esta potencia. América Latina seguramente va a estar fuertemente vinculado con el Norte.

–Paraguay, ¿puede sacar provecho?

–Si podemos contener la pandemia y si tenemos también una visión de largo plazo, una hoja de ruta hacia el futuro, podemos llegar a ser atractivos para la inversión extranjera para generar ese desarrollo que necesitamos. Lo que necesitamos son oportunidades. Este país se va a desarrollar en la medida que el estudiante de Alto Paraguay que apenas tiene posibilidad de dar clases a la sombra de un mango tenga el mismo nivel de formación que un chico de clase alta de Asunción.

holazar@abc.com.py

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