YBYCUÍ (Emilce Ramírez, de nuestra redacción regional). El Obispo Diocesano, Mons. Celestino Ocampos insta a rezar para que pronto sea declarado santo y esté en los altares de la iglesia católica. Antes de su muerte el exobispo de Carapeguá, Mons. Celso Estigarribia, el 14 de setiembre del 2007, reconoció la comisión de la Hermandad Padre Julio César Duarte Ortellado. Dicha organización se conformó para trabajar por la promoción y divulgación de la vida del candidato a la santidad.
Dicha hermandad quedó conformado por los presidentes honorarios Dr. Miguel Ángel Pangrazio y Dr. Virgilio Vera y Promotores de la Causa Padre Osmar López, el Padre Carlos Hey Vielva de Luján Noguera y María Antonia Noguera entre otros. Son de diferentes puntos del país, según explicó uno de los actuales promotores y miembro de la Hermandad Diocesana Prof. Eudelio Cardozo.
Nacimiento y familia
Julio César Duarte Ortellado nació el 12 de abril de 1906 en la ciudad de Caazapá. Sus padres fueron don Simón Duarte Jiménez y doña Juana Bautista Ortellado Espínola. Tuvo seis hermanos: Mercedes, José Miltos, Oliva, Pedro, Guillermina y Blanca. Su hermano Pedro fue primer Ministro de Salud Pública del Paraguay.
Fue un padre espiritual de varias familias; su fe y amor a Dios, su entrega al servicio de la evangelización y su comunidad le permitieron ganar el amor y aprecio de los fieles de las comunidades como Mbuyapey, Quyquyhó e Ybycuí.
Desde los primeros años de su vida fue sencillo, de carácter pacífico, equilibrado y serio. Ejercía influencia positiva entre sus amigos y compañeros. Se inició en la vida religiosa como monaguillo.
Su vida religiosa
En 1921, a los 14 años, ingresó al Seminario de Asunción, donde estudió Humanidades y Filosofía durante 6 años. El 8 de diciembre de 1926 viajó a Roma e ingresó al Pontificio Colegio Pío Latino Americano. El 27 de octubre de 1929, a los 23 años, recibe su ordenación sacerdotal, con el permiso de Mons. Juan Sinforiano Bogarín, porque la edad mínima requerida era 24 años.
Al día siguiente celebra su primera misa sobre la tumba de San Pedro en la basílica del Vaticano. En una de sus cartas el sacerdote llegó a expresar: “Las impresiones de estos días sólo Dios conoce, es imposible expresarlas. Los ojos se me secan de tanto llorar. Recuerdo cuando era chico y me ponía el sobretodo viejo de papá para celebrar la misa y confesar”.
El 8 de mayo de 1931 retorna al Paraguay y se dirige a su ciudad natal, Caazapá, donde celebró su primera misa solemne el 10 de mayo del mismo año, ante una multitudinaria concurrencia de fieles.
Cargos religiosos
Durante su vida religiosa ocupó varios cargos. El 9 de julio de 1931 fue nombrado Vicario Cooperador de la Parroquia La Encarnación. En diciembre del mismo año fue designado Teniente Cura de la Iglesia Metropolitana y Capellán de la Casa del Buen Pastor.
El 21 de enero de 1932, fue nombrado Teniente Cura de Caazapá y sus Excusadurías. Además, su obispo Diocesano Dr. Agustín Rodríguez, lo nombra Cura Párroco de Ybycuí, y excusador de los municipios Quyquyhó y de Mbuyapey.
El 29 de junio de 1933, el Obispo Rodríguez lo nombra Capellán del Ejército Nacional. Ante el pedido de los fieles de Ybycuí que reclamaban por su presencia para concluir varias obras que desarrolló en ese entonces, el 23 de octubre del 1933 fue restituido en la parroquia de Ybycuí y en marzo de 1940 es nombrado Cura Párroco de la Parroquia de Villarrica.
Obras realizadas
El sacerdote Padre Julio César Duarte Ortellado con su carisma logró influir en la comunidad y con ayuda de los fieles se interesó en construir el hospital de este distrito, el templo local -donde se encuentran ahora los restos de Duarte Ortellado-, las iglesias de Quyquyhó y Mbuyapey y la casa parroquial. Se ocupó de la construcción y arreglo de caminos vecinales y puentes, cuando se desempeñó como presidente de la Comisión de Fomento y Trabajo de Ybycuí.
Su muerte, cuando apenas comenzaba su labor
El padre Duarte Ortellado fallece a los 37 años, un 4 de julio de 1943.
En dicha ocasión, el Obispo de Villarrica, Mons. Rodríguez, había comentado que el padre fallecido había tenido un caso de predicción de su muerte. Recordó que un señora de avanzada de edad y enferma no se resignaba a morir. El Padre Julio fue a visitarla y la mujer exclamó: “ayúdeme, ruegue a Dios para me devuelva la salud”. El Padre le contestó: “señora, no hay por qué tener miedo a la muerte, la muerte es un bien que nos envía Dios”, añadiendo que “yo también moriré dentro de tres años” y así efectivamente sucedió.
La historia también relata que le había dicho a la feligresa María Luisa de Mareco que la muerte es un medio para ver a Dios, y que él también moriría a los dos meses, como sorprendentemente sucedió, con inexplicable exactitud.
Contagiado mientras cumplía su misión
El padre Julio falleció por tifus que adquirió posiblemente por contagio, visitando a un soldado recién llegado de Asunción. En la madrugada del 4 de julio de 1943. Su muerte fue serena y santa como su vida, recuerdan los religiosos.
Beatificación
El 22 de julio del 2012 se conformó en Carapeguá la Comisión de la Causa de la Beatificación bajo la dirección del Padre Osmar López, de la Diócesis de Carapeguá. Fue ante la importancia de presentar la figura del Padre Duarte Ortellado un sacerdote santo que vivió y entregó su vida por los más necesitados, que se desvivió por las comunidades creando iglesias, hospitales, caminos y que tuvo un amor especial hacia los más desprotegidos.
Declarado “Siervo de Dios” hace siete años
En enero de 2013, durante el Obispado de Mons. Hermes Robledo, el Padre Duarte Ortellado, fue declarado “Siervo de Dios” por la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano. Asimismo, la Santa Sede dio a conocer que nada impide seguir con la investigación para su beatificación y canonización.
El pasado 25 de julio Mons. Celestino Ocampo, tomó el juramento al Tribunal Canónico que integran el Juez Instructor, Padre Osmar López, el Promotor de Justicia Padre Marcial Soto y el Notario, Padre Wilson Garay. Como postulador de la causa fue designado el Padre Armando Sotelo.
Mons. Ocampo insta a rezar para que se pueda tener un segundo santo paraguayo y remarcó que ahora lo importante es lograr la beatificación.