Desde los tiempos de los cazadores-recolectores, cuando no existía el dinero, el humano vio en la economía de favores una manera de conseguir aquello que por sus propias manos no obtenía. Eso cambió muy poco con la revolución agrícola, explica Yuval Noah Harari en su best seller Sapiens (De animales a dioses -Breve historia de la humanidad-). El mismo autor afirma que “el trueque es efectivo solo cuando se intercambia una gama limitada de productos. No puede formar la base de una economía compleja” y añade que “una barata requiere que cada parte quiera lo que la otra ofrece”. Esto parece particularmente complicado pero quizás, solo quizás, a nuestros antepasados les faltaba el acceso a internet.
“Tengo este oso, quiero cambiarlo por algo como botas, edredón, perfume o maquillaje”, dice una publicación. Una cantante ofrece serenatas virtuales a cambio de alimentos o ropa. En otro post una persona muestra la planchita que entregó a cambio de frascos de café y almohadas. Como se dice en la jerga, fue una ”camba” realizada con éxito. Artículos como estufas, roperos, calzados, televisores, camas, plantas, víveres, celulares, pero también servicios de peluquería, de contabilidad, de carpintería o instalaciones eléctricas y todo lo que uno se pueda imaginar es lo que se ofrece en una de las páginas más conocidas en el medio local.
El fenómeno Cambachivache
En 2016 nace Cambachivache, cuenta Jorge Iriberri, conocido chef de Asunción, quien fundó con su esposa este grupo de Facebook. “Estábamos viendo qué hacer con el montón de cosas que teníamos, montón de cachivaches, y no encontrábamos ningún destino, ningún mercado que valorice cosas como las que uno adquiere para hobbies, o los repuestos, o cosas que uno ya no usa más y vender era dedicarle mucho tiempo, para prácticamente regalar”, dice.
El nombre viene de “cambalache de cachivaches”, explica y añade que, en principio estuvieron solo él y su señora y luego se sumaron varias personas. Una de estas es Gonzalo Murcia, su socio actual, quien comenta que en febrero eran 22.000 miembros y hoy 55.000. Es que con el poco dinero circulante, muchos no solo buscan deshacerse de objetos que inutilizan; ven al trueque como una manera de adquirir algunas cosas que necesitan y en este momento no se podrían dar el lujo de comprar.
“Por épocas tenemos la ayuda de amigos como moderadores, obviamente es algo a pulmón y voluntario y depende mucho del tiempo de las personas, ya que esto es sin fines de lucro”, dice Jorge.
Además de encontrarle a los objetos un valor más acorde con lo que es su propio costo de mercado ya sea nuevo o usado, existen otros puntos resaltantes de esta modalidad, como la interacción social: conocer gente, divertirse, continúa Iriberri. “Yo creo que tiene muchos otros valores aparte de escapar al sistema monetario que tanto nos hostiga, nos presiona y nos preocupa, poniendo todos los días un número sobre nuestra cabeza al que hay que llegar”, dice.
“No sé si la ambición o qué hizo que seamos esclavos del dinero”, reflexiona y recalca la importancia de la interacción social que promueve el grupo, al cual ve casi como una red social en sí. “Da gusto hasta mirar lo que hay”, dice.
Y basta con solo hacer un poco de scrolling por la página: la oferta es enorme y, pruebe el lector, es algo adictivo.
Pero existen algunas reglas. “Solo trueque, plata prohibido, sabelo” reza el eslogan. “Acá una bici vale lo mismo que un camión. Eliminamos el valor referencial, las cosas valen lo que vos digas”, se lee entre los comunicados del grupo. Aún más importante es este punto: se prohíbe la compra, venta o intercambio de armas de fuego, munición y explosivos, así como ofrecer animales silvestres. Las publicaciones que infrinjan tales políticas no podrán permanecer, así como tampoco quienes generen agresiones o comentarios irrespetuosos o de burla.
Con las reglas así de claras se insta a las personas a publicar fotos de lo que tienen para ofrecer, informando de qué zona son y qué les gustaría a cambio, para facilitar la operación.
Cuando la gente concreta un intercambio con éxito es casi de rigor la selfie y su publicación, para mostrar lo bien que les fue. En las páginas de trueque hay incluso gente que aún no se anima a cambiar nada, pero que sigue apasionadamente el derrotero de un posteo cual si fuera su serie favorita.
Amplia oferta
Otro grupo más nuevo y pequeño es Trueque/Intercambio Paraguay. En él también se pueden leer ofertas similares: desde profesor de matemáticas a domicilio por algo a convenir, a brotes de berenjena por hilos de lana o libros, y hasta un microscopio científico a cambio de una guitarra clásica.
Lo que a uno le sobra a otro le falta, pero, ¿es realmente para deshacerse de lo que a uno ya no le hace feliz-como diría Marie Kondo-? A opinión de algunos, estos terminan acumulando aún más cosas que antes, habiendo realizado cambios por objetos que no necesitaban y, muchas veces, habiéndolos adquirido por un valor mucho menor del objeto que soltaron.
También se leen historias fantásticas con finales más que felices; gente que visibiliza sus necesidades y cierra el día con manos solidarias que ofrecen mucho más de lo que se solicitó en un comienzo.
¿Tienes algo para cambiar?