Decir adiós: cómo afrontar la falta de rituales de despedida a los seres queridos

Pocas situaciones son más dolorosas que la pérdida de un ser querido. Hoy, por efecto de la pandemia de coronavirus, las despedidas y ceremonias a las que estábamos acostumbrados no son posibles ya que estas fueron vetadas porque implican la aglomeración de personas. Esta carencia no debe pasarse por alto y puede ser afrontada de distintas maneras.

Una familia asiste a un funeral. Hoy sin importar la causa de muerte los rituales que implican aglomeración de personas están suspendidos.shutterstock.com
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Los símbolos visuales -y olfativos, sonoros y otros- son muy fuertes y operan de una manera fascinante en el ser. Desde el vestirse de negro, asistir a un velorio, entregar las condolencias por medio de un abrazo sincero, compartir lágrimas e historias del recientemente difunto, hasta el empaparse del aroma del exceso de coronas funerarias, escuchar un dolido rezo u observar la fuerte imagen de la cruz; todo ello nos sitúa en una situación: el duelo.

Creencias diferentes viven esos momentos de formas diferentes pero hoy existe un factor común para todos: los rituales de la última despedida no se pueden llevar a cabo como antes, sin importar la causa de muerte.

La importancia de los rituales

Despedida a un ser amado.

Los rituales son importantes porque ayudan a transitar entre las etapas del duelo, principalmente de la etapa de la negación a las siguientes, explica la sicóloga general y terapeuta en duelo Esperanza Stumpfs. La experta afirma que, ante la noticia de la pérdida de un ser amado una de las primeras maneras en que notamos que en realidad está sucediendo es a través del velorio y del funeral.

“Nuestra mente siempre va a buscar una manera de despedirse y de honrar al que partió, es bueno que así sea. Nos toca encontrar la mejor manera de hacerlo y en el tiempo que nos lleve. Actualmente existen varias formas de rituales: desde lanzar globos al cielo hasta meter una carta dentro de una botella y ponerla en el río, por dar dos ejemplos. A cada uno le puede servir algo distinto, se trata de estar atentos a los que nos haga bien”, expone la especialista y agrega que, en cuanto a la manera de afrontar la pérdida, lo principal es exteriorizar de alguna manera, ya sea hablando (en la familia, en grupos de apoyo, con un profesional, con amigos), escribiendo (en un diario de duelo, en una carta al ser querido) o leyendo materiales sobre personas que han perdido a alguien. También ayuda establecer un modo de despedirse, hacer algo en honor a quien partió.

“Experimentar profunda tristeza, rabia, falta de concentración, culpa y otras muchas emociones son parte de las etapas que se atraviesan en un duelo. Son transitorias y se puede, en la mayoría de los casos, ser funcional con ellas”, pero cuando la persona nota que deja de ser funcional y no consigue cumplir con su rutina de trabajar, dormir 6 a 8 horas, comer o cuidar a quienes dependen de ella, es momento de pedir ayuda profesional, sentencia Stumpfs.

Perspectiva católica

El proceso del duelo empieza con asumir esa pérdida y la primera instancia para ayudar a asumirlo es el velatorio, explica el padre José Ramón Torre-Marín Domingo, cura párroco de la Parroquia Salvador del Mundo.

Una mujer llora en un cementerio.

“La Iglesia, para acompañar este proceso tiene diversos momentos de oración. El sentido de todo esto es acompañar desde la fe, reafirmar nuestra fe en la resurrección del Señor”, afirma y añade que este acompañamiento a través de la oración puede hacerse en cualquier momento y desde cualquier lugar, también sin el cuerpo del difunto.

“Estamos todos en comunión. Tanto los que estamos acá en la Tierra como los que han muerto y van para el cielo y los que ya han llegado; no dejamos de estar unidos; la muerte es el distanciamiento mayor que conocemos, pero desde la fe sigue habiendo una unión desde la oración”, dice.

Cuando se pierde este primer momento del duelo, el cura sugiere celebrar una eucaristía en memoria del difunto con el grupo familiar más cercano -de hasta el número permitido-, y orar con la familia, recordar al ser querido sabiendo que la oración dará fortaleza y apoyo a la misma.

El desapego budista

Para el budismo el rito o la ceremonia del velorio representa una bendición para el fallecido. Su familia hará una recitación del Sutra o repetición del nombre de Buda, así dará una bendición para el difunto, para que este pueda renacer en un reino superior o en la tierra búdica, explica la maestra Jue Wen del Templo budista Fo Guang Shan y añade que en estos momentos es muy importante la mente y su fuerza poderosa.

Recalca que el budismo enseña que todo existe por sus causas y condiciones y debemos aprender el desapego -esto significa que la separación de un ser ocurre solo en el campo físico, el cuerpo, lo material, pero en la mente está siempre con nosotros-. “Al recordarle, traemos a ese ser querido junto a nosotros y estamos en su compañía”, finaliza.

Terapias alternativas

El ser humano, desde el principio de los tiempos, se valió del lenguaje simbólico, dice la operadora socioterapéutica Susana Sciscioli -también conocida como Eldannar Amatista- y añade que este se expresa de muchas formas, por ejemplo, en la ritualística.

Si bien realizar un ritual no es igual a vivir el proceso, involucrarse emocionalmente en su realización colabora en la sanación del dolor y su transmutación; un ritual en casa puede ayudar a que esa pérdida tan cargada de dolor se aliviane un poco más, comenta. “Se puede armar un espacio especial en la casa, con una foto muy bonita de la persona que partió. Allí se pueden agregar velas, flores y un cuaderno o unas hojas en blanco para escribir todo lo que quedó guardado -alegrías, penas y dolor-. Esto producirá un enorme alivio” afirma Scicioli.

También recomienda que, pasados 3 a 9 días -cuando lo necesario ya haya sido dicho-, se tome un cazo de barro o metal con algunas ramas y hojas secas (preferentemente aromáticas como las del limón, naranja o laurel) adentro, y se vierta un poco de alcohol medicinal o de quemar en su interior y se encienda. Posteriormente se deberá leer el contenido de cada hoja y se romperá cada una en pequeños pedazos mientras se dice al ser amado: “Te amo, siempre estaremos juntos, estarás en mis recuerdos siempre, te suelto, te dejo ir en paz, me despido hasta que nos volvamos a ver”, o palabras similares a estas, mientras se van echando de a uno los trocitos de papel al fuego. “Una vez finalizado el proceso, se deja consumir todo hasta que se enfríe. Las cenizas que queden, se entierran en el jardín o una maceta, para poder dar ese último adiós. Se sentirá una leve mejoría emocional que, con el transcurrir de los días, se irá asentando. Este ritual lo puede realizar toda persona que no haya podido cerrar procesos de duelo y puede repetirse en momentos de profundo dolor”, concluye.

Consuelo a través del ritual

Confundimos a la persona con su cuerpo, con lo que tiene y lo que sabe, comienza exponiendo Eulogio Genes, director del Centro Cultural Christum Pax.

Como ritual alternativo recomienda prender una vela y hablar a ese ser amado al que no pudimos despedir como se acostumbra, recordando que “esa persona siempre vive y no hay separación”. Agrega que es bueno imaginar al alma del ser que ya no está, mirándonos desde lo alto y observando también todo lo que está sucediendo en torno al momento presente del planeta. “En este universo no hay muerte, solo transformación. La mejor forma de despedir es agradecer a esa persona por haber compartido con nosotros su vida”, dice.

Asimilar la pérdida

El apoyo social de familiares y amigos es fundamental durante el duelo.

Si no se dan los rituales muchas veces se empieza a fantasear con la idea de que tal vez hubo un error, o queda la sensación de lo inconcluso, según afirma la sicóloga Maya Brack. En estos momentos, además, no se cuenta con el apoyo de familiares y amigos como sucedería en situaciones normales ante un fallecimiento. Para que el duelo no se complique y alargue, convirtiéndose en un duelo patológico, es necesario dar un cierre, aunque sea con alternativas, dice la especialista.

“Es importante que los rituales alternativos que se elijan tengan significado para las personas que despiden a su ser querido”, dice y enfatiza la importancia de recibir el apoyo social de familiares y amigos, si bien no en forma presencial, al menos en la virtual. También recalca lo fundamental que es poder expresar el dolor -el cual no necesariamente se da a través del llanto-, realizar alguna actividad física al aire libre y procurar un buen descanso.

Las maneras de estar ahí para el otro son varias; hasta que estos procesos puedan volver a la normalidad, no deje de compartir sus condolencias como le sea posible, el prójimo puede estar necesitándolo.

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