La Policía ya logró hace unos días la detención de Juan Carlos Gómez Valenzuela, un plomero de 53 años devenido hace tiempo aparentemente a estafador y otros rubros delictivos es el principal sospechoso del asesinato de la pequeña Rosita y que habría actuado en complicidad de Susana Belén Arzamendia, de apenas 25, su presunta pareja sentimental. Sin embargo, no dejan de saltar datos sobre este horrendo crimen, desde la increíble aparente motivación hasta la manera en que se dio el contacto entre la víctima y el victimario.
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“Yo estuve muy de cerca investigando este caso y la información más certera que conseguí fue que Rosita tenía un grupo de compañeras en su escuela, aproximadamente hace 8 meses atrás y tenía que hacer un trabajo práctico, y una de las compañeras, con tal de joderle, le dio un número x para coordinar ese trabajo”, indicó Johnny Godoy, subjefe del Departamento de Investigaciones de Misiones.
Según supieron posteriormente los investigadores, la compañera de Rosita: “Llamale a coordinar el trabajo y le dió un número cualquiera para reírse de ella. Ahí fue la mala suerte para Rosita que justo era de este señor (el número)”. Godoy destacó que incluso logró confirmar esto con el presunto asesino. “Me llamó un día y me dijo: ¿Vos sos fulana?. No, yo soy Matías”, le relató Gómez Valenzuela a la Policía a sobre el origen de la conversación con Rosita. “Ahí empezaron a mantener contacto. Whatsapp, mensaje normal, llamadas, hasta que pasado el tiempo era más frecuente eso”, comentó el investigador.
Un “criminal nato”
“Como decía al criminólogo Cesare Lombroso, es un criminal nato. (Gómez Valenzuela) es un criminal activo, que estuvo ya preso en varias ocasiones por estafa, hurto, robo agravado, apropiación y último estuvo preso por un caso similar a ahora donde no le llegó a matar a su víctima”, destacó el policía sobre el perfil del presunto asesino, que se había pasar por Matías, un joven ficticio que habría engatusado a la inocente niña.
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De hecho, el hombre ya mayor no solo habría engañado a la pequeña Rosita, sino que a varias otras personas, incluido el hermano mayor de esta, que la había recibido en su vivienda en Asunción, para que pase las vacaciones tras culminar las clases. Cabe recordar, que mediante engaños y haciéndose pasar por el “hermano de Matías”. Gómez Valenzuela convenció al hermano de la asesinada que la deje ir a una reunión supuestamente con sus compañeras a una quinta.
La investigación fue difícil, pero gracias a imágenes de circuito cerrado se logró identificar primeramente a Susana Belén Arzamendia, la pareja del presunto asesino que fue la que recogió a Rosita en Asunción. Ya todos justos, luego se trasladaron hasta San Ignacio, Misiones en colectivo y se hospedaron en un modesto lugar que alquilaron.
Como era un sitio poco discreto, se organizaron para llevar a Rosita hasta un lugar más apartado para asesinarla. Ya sea en colectivo o viajando “a dedo”, fueron hasta el cruce Ayolas, y de ahí hacia la ciudad de Santiago, pero pararon en un lugar apartado, donde concretaron el crímen. “El señor le dijo, acá está Matias en su estancia y le metieron hacia una zona boscosa donde ahí procedieron a estrangularla y quitarle la vida”, afirmó el investigador.
Sacrificio satánico sigue siendo la hipótesis más fuerte
Una vez detenida la pareja, ambos se acusaron mutuamente. La mujer, Arzamendia, afirmó que el crimen lo perpetró su pareja, como parte de un sacrificio a San la Muerte. Gómez Valenzuela por su parte la culpó a ella, diciendo que fue por celos hacia Rosita.
“La hipótesis más fuerte es esa, un sacrificio humano. La captó y la trajo hasta misiones para asesinarla”, dijo tajante el investigador, según los datos que lograron recabar, sobre este caso que consideran cerrado, pero que no obstante, deja abierta la enseñanza de extremar cuidados sobre las relaciones y conversaciones que mantiene los menores a través de las redes sociales, donde están en auge crímenes conocidos como grooming -como se cree fue el caso de Rosita- o incluso el sexting, extorsiones con contenido sexual que obtienen de las víctimas.