Si bien “no todo contacto con una garrapata infectada produce una infección y no toda infección produce una enfermedad grave”, el consejo científico ESCCAP (European Scientific Counsel Companion Animal Parasites) recomienda a dueños de perros y gatos proteger bien a sus animales, ya que hay un “riesgo considerable” de enfermar a causa de los patógenos transmitidos por las garrapatas.
Esto signifca que toda garrapata es una garrapata de más. Pero, ¿cómo protegerse efectivamente contra estos bichitos chupasangre que están especialmente activos en los meses más cálidos?
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Desde medicamentos hasta collares de ámbar
La lista de remedios que recomiendan los dueños de mascotas en Internet es larga. Para los científicos del ESCCAP está claro que son solo los medicamentos probados y autorizados los que brindan protección ante las enfermedades transmitidas por las garrapatas.
Estos se consiguen en forma de:
- tabletas masticables,
- collares o
- preparados spot-on que se colocan en gotas sobre la piel del animal.
Son eficaces, por ejemplo, los llamados piretroides sintéticos. Estos tienen un denominado “efecto pata caliente” que hace que las garrapatas, que tienen quimiorreceptores en las patas, quieran abandonar rápidamente al perro y directamente no lo piquen. Sin embargo, hay que tener cuidado en los hogares donde también viven gatos, ya que los piretroides son tóxicos para ellos.
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También tienen una efectividad probada medicamentos como las llamadas isoxazolinas, un nuevo grupo de sustancias activas eficaces contra las garrapatas.
Se administran en forma de comprimidos o como preparados spot-on y matan a los arácnidos por un periodo de hasta tres meses, dependiendo de la concentración. Pero estos productos no gozan de buena imagen: en Internet, hay dueños de perros que señalan que ya han causado la muerte agónica de perros en varias ocasiones.
Efectos secundarios y consecuencias
El experto de ESCCAP Ard Nijhof señala que estos medicamentos fueron testeados en distintos estudios y que las posibles consecuencias negativas son informadas a las autoridades correspondientes. “Los efectos secundarios graves son muy raros, en uno de cada 10.000 casos, aproximadamente”, dice.
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De todas formas, estas alertas también llevaron a que se recomendara no usar el producto en algunos animales, como los que tienen epilepsia, los perros jóvenes y los pequeños (de menos de dos kilos de peso), precisa.
Añade que desde la introducción de este remedio en el mercado en 2014 se han recolectado muchas experiencias relacionadas con su uso. “Estas sustancias son efectivas y por lo general los perros las toleran bien. En perros sanos se las puede recomendar con tranquilidad”, afirma.
Los imanes, el ámbar y el ajo no sirven de nada
No se recomienda frotar a los perros con lavanda, menta y otros óleos etéreos, como recomiendan algunos como “alternativa suave”, ya que los perros tienen una nariz muy sensible y los olores tan fuertes pueden afectarlos.
Tampoco conviene poner cebollas y ajo en la comida a modo de profilaxis, algo que, además, no está científicamente probado, según el ESCCAP. Tanto el ajo como la cebolla contienen sustancias tóxicas para perros y gatos que destruyen el pigmento sanguíneo hemoglobina y, por tanto, los glóbulos rojos. Como consecuencia, los animales pueden sufrir de anemia o manifestar síntomas de intoxicación como vómitos, diarrea y pérdida de apetito.
Algunos dueños de mascotas afirman que los collares ultrasónicos que emiten permanentemente una señal inaudible para los humanos mantienen alejadas a pulgas y garrapatas. “Esto es muy molesto para el oído del perro”, advierte, sin embargo, el parasitólogo alemán Torsten Naucke.
Este experto fundó la asociación sin fines de lucro “Parasitus Ex”, que promueve la investigación básica sobre el tema de las enfermedades parasitarias en los animales. Se muestra especialmente escéptico ante las placas e imanes que supuestamente alejan a los parásitos gracias a sus campos energéticos. “Para mí, personalmente, eso es charlatanería, sencillamente no funciona”, dice Naucke.
También ve de forma crítica los collares de ámbar.
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“No está científicamente probado que las piedras de ámbar sin tallar generen una electricidad estática que supuestamente mantiene alejadas a las garrapatas”, añade Dieter Barutzki, veterinario especialista en parasitología de la ciudad alemana de Friburgo. Añade que tampoco hay pruebas científicas de que los tubos de cerámica con microorganismos puedan tener efecto sobre las garrapatas.