Todo empezó en 2016 cuando sus dos cobayas peludas tuvieron un bebé “desnudo”. Ulrica explica: “La llamamos Peach y parecía tener frío, así que empecé a tejer vestidos para ella.”
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Durante su aventura en el mundo de la moda, ha tejido más de 2.000 vestidos que se han vendido en todo el mundo a través de su propio negocio “Etsy PeachshopSweden”. Aún así, afirma que lo hace por puro amor a los animales y que no cobra mucho por vestir a sus cobayas.
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Sus propias mascotas, dos de ellas rescatadas, cuentan con un amplio guardarropa con aproximadamente 600 vestidos. A parte de las prendas de punto para los animales, también reutiliza viejas prendas humanas, por ejemplo, chaquetas y pantalones para equipar a sus mascotas con ropa de marca.
Ulrica recibe muchos mensajes de agradecimiento por sus redes sociales: “Mi cuenta de Instagram se mueve por la felicidad de hacer sonreír a la gente”.
Sin embargo, no todos son reacciones positivas: “Por desgracia, hay muchos que me odian, y ya he tenido mi parte. La gente dice que esto es maltrato animal y cosas así, pero no tienen ni idea del amor y el cariño que les tengo a mis cobayas”.