La médica veterinaria María José Rabery dice que hay que conocer estos factores y es importante para entender por qué aparece este problema y cómo podría prevenirse. Los signos que con más frecuencia se pueden observar en un perro durante la situación aversiva asociada a los ruidos fuertes son:
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* El congelamiento o paralización.
* Las conductas de evitación activa (como los intentos de escape y de esconderse).
* Temblores y jadeos.
* Salivación.
* Taquicardia.
* Vocalizaciones intensas.
* Micción o defecación.
“Normalmente, el criterio de prevención que se utiliza para escoger entre uno u otro es el nivel de anticipación que muestra el perro a la llegada del estímulo aversivo. Por otro lado, en los últimos años han surgido desde la disciplina de la neurociencia cognitiva diferentes herramientas, como es la intervención sobre los mecanismos de la reconsolidación de la memoria, con un potencial efecto en el tratamiento de psicopatologías relacionadas con las respuestas emocionales de miedo y ansiedad, como es el caso de las fobias”, explica la veterinaria.
El miedo es una respuesta emocional
Para que el miedo resulte adaptativo debe aparecer únicamente en circunstancias verdaderamente peligrosas o amenazantes para la seguridad del animal. Si la respuesta de miedo es desproporcionada (ya sea en duración, intensidad o en ambas a la vez) frente al estímulo o situación que es percibido por el individuo como amenazante, pasamos a hablar de una fobia. La respuesta fóbica no es normal ni adaptativa, esta interfiere con el normal funcionamiento y supone un serio problema para el bienestar del animal.
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La fobia más frecuente en perros es, muy probablemente, la fobia a ruidos fuertes, tales como los truenos o los sonidos producidos por la explosión de petardos o similares.
Es importante resaltar que una de las características de las fobias es que son procesos incrementales, eso significa que responden a mecanismos de sensibilización en los que la respuesta del animal frente al estímulo que desencadena la fobia cuando este se presenta de forma repetida es cada vez más intensa, lo que significa no responde a un proceso de habituación normal. Esto constituye uno de los factores más importantes implicados en el desarrollo de las fobias a ruidos fuertes.
Existen varios aspectos que deben ser tenidos en cuenta para comprender los motivos por los cuales los perros manifiestan miedo ante un determinado estímulo como por ejemplo:
• Genética.
• Etapas tempranas del desarrollo. El entorno perinatal del cachorro puede tener un impacto permanente sobre su conducta adulta.
• Socialización. El periodo de socialización es el más importante en el desarrollo de la conducta de los perros. Aquello que sucede en las primeras semanas de vida del animal puede de - terminar su comportamiento durante toda su vida.
• Experiencias negativas en la edad adulta con el estímulo o con estímulos parecidos. Lógicamente, si el perro sufre alguna experiencia negativa con el estímulo (los ruidos; por ejemplo, petardos) cuando es adulto, puede desarrollar miedo a dicho estímulo a partir de entonces.
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Estrategías de tratamiento
Básicamente existen dos opciones a la hora de tratar un problema de fobia a ruidos fuertes: las terapias paliativas y las terapias curativas.
Los tratamientos paliativos tienen como objetivo atenuar los síntomas en momentos concretos, por ejemplo, durante una tormenta o en días de fiestas en los que, con toda probabilidad, el animal se verá expuesto a petardos y fuegos artificiales. Por otro lado, el tratamiento curativo en donde se busca solucionar el problema definitivamente.
A la hora de buscar solución es siempre importante acudir a un profesional veterinario recomienda María José Rabery.