Refiriéndose a este “momento delicado de la historia” de Siria, el papa expresó el deseo de que “el pueblo sirio pueda vivir en paz y en seguridad en su tierra amada y que las diversas religiones puedan caminar juntas en la amistad y el respeto recíprocos” .
Igualmente invitó a encontrar “una solución política que pueda promover de manera responsable la estabilidad y la unidad del país sin más conflictos ni divisiones” .
El presidente sirio Bashar al Asad, en el poder desde el año 2000, huyó a Rusia barrido por una fulgurante ofensiva liderada por el grupo islamista Hayat Tahrir al Sham, apoyado por grupos proturcos.
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La insurgencia tomó la capital Damasco el domingo y ayer nombró un jefe de gobierno interino, Mohamed al Bashir.
La comunidad cristiana de Siria apoyó globalmente al régimen desde el inicio de la guerra civil en 2011. El expresidente Asad pertenece a la comunidad musulmana alauita, minoritaria, y se autoproclamó defensor de las minorías religiosas.
Los cristianos padecieron persecución cuando el grupo yihadista Estado Islámico extendió hace diez años su control sobre numerosos territorios en Siria. La organización yihadista llevó a cabo secuestros masivos y destruyó iglesias, hasta su derrota en 2019.
La guerra civil siria se ha saldado con unos 500.000 muertos y obligó a millones de personas a buscar refugio en otros países.