La inversión directa española creció casi un 30 % en la primera mitad del año respecto al mismo periodo del año anterior, de acuerdo con el estudio, que apunta que desde el comienzo de la serie histórica, en 1993, las empresas españolas han invertido 169.000 millones de euros en el Reino Unido, un 18 % del total en todo el mundo.
Pese al Brexit, que se consumó en 2021, el Reino Unido sigue siendo uno de los principales socios de España y se ha consolidado como el segundo destino receptor de inversión directa extranjera (IDE), con el 14,3 % del total en 2022, casi 80.000 millones de euros, que generaron 133.000 empleos.
La IDE española se ha dirigido históricamente a los sectores de los servicios financieros y las telecomunicaciones, que copan un 60 % del total, aunque se registran avances importantes en áreas como el transporte aéreo o la gestión de residuos.
Precisamente, en el primer semestre de 2024, la inversión española se concentró en telecomunicaciones, inmobiliario y transporte aéreo.
"El barómetro es una herramienta muy útil y pone de manifiesto el buen estado de la situación de las relaciones bilaterales y de inversión entre España y Reino Unido", señaló en declaraciones a periodistas la secretaria de Estado española de Comercio, Amparo López Senovilla, que recordó que hay unas 800 empresas españolas establecidas en suelo británico y unas 2.300 británicas en España.
El problema de la movilidad
López Senovilla se marcó el objetivo de "continuar abonando esas relaciones y eliminar todas aquellas pequeñas fricciones o barreras que puedan existir".
A la cabeza de los obstáculos, según coincidieron la mayoría de compañías consultadas en el barómetro, figura la movilidad de los trabajadores y la dificultad de encontrar perfiles adecuados.
En ese sentido, las empresas españolas esperan que el Gobierno británico introduzca cambios en la relación con la UE y en el mercado laboral, al tiempo que juzgan que la digitalización y la sostenibilidad son los aspectos mejor valorados en el clima de negocios.
"La movilidad es un tema, evidentemente, que nos preocupa, y ellos también son conscientes de esa preocupación. Todos los temas relativos a inmigración son temas delicados y por tanto tienen que tratarse en un contexto más amplio que el puramente comercial", dijo la secretaria de Estado.
Reconoció esas tensiones su homólogo británico, Douglas Alexander, que se comprometió a "abordar el desafío" de que solo el 35 % de las empresas españolas crea que la mano de obra disponible cubre sus necesidades.
Con el objetivo número uno del Gobierno laborista de impulsar el crecimiento, Alexander enumeró sectores como los servicios financieros, las biociencias y la energía donde hay potencial para una mayor cooperación entre ambos países.
Resiliencia pos-Brexit
El Brexit ha evidenciado la "resiliencia" de la inversión española, a juicio de López Senovilla, para quien la relación bilateral ha alcanzado una "velocidad de crucero" tras la salida británica de la UE.
"El clima actual es bueno, tirando a soleado", sintetizó el embajador español, José Pascual Marco, en la introducción del acto celebrado en su residencia en Londres.
El presidente de la Cámara de Comercio española en el Reino Unido, Eduardo Barrachina, reconoció que la movilidad sigue siendo un problema" y podría continuar siéndolo en futuros barómetros si no se toman medidas.
Asimismo, citó que las empresas españolas necesitan "más certidumbre" en la nueva política hacia las cero emisiones del Gobierno laborista.
Pese a ello, las compañías encuestadas respaldan las reformas de los servicios financieros emprendidas por el Ejecutivo de Keir Starmer, y apoyan la revisión de la arquitectura del sector, según Barrachina.