Las directrices fueron emitidas este miércoles por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR, el principal órgano de planificación económica del país) junto con otros cinco departamentos gubernamentales, estableciendo metas específicas para el consumo y expansión de energía limpia en los próximos años.
Según las nuevas pautas, el gigante asiático espera que el consumo de energías renovables alcance el equivalente de 1.100 millones de toneladas de carbón estándar en 2025, con una meta aún más ambiciosa para 2030, año en el que se prevé que el consumo supere el equivalente de 1.500 millones de toneladas.
Esta estrategia busca no solo reducir las emisiones contaminantes, sino también fortalecer la seguridad energética del país al diversificar sus fuentes de energía, aseguró el organismo.
Las disposiciones hacen énfasis en la expansión del uso de energía renovable en sectores clave como la industria, el transporte, la construcción, la agricultura y las zonas rurales, además de las infraestructuras estratégicas.
El documento subraya que el aumento de la capacidad energética en renovables es crucial para garantizar un suministro estable y confiable, para reforzar la posición de China en el ámbito de la energía verde y baja en carbono.
El pasado mes de agosto, el Consejo de Estado (Ejecutivo) publicó un informe en el que detallaba que el 25 % del consumo energético de China ya proviene de fuentes limpias.
El informé resaltó que, en la última década, la capacidad eólica y solar en el país aumentó diez veces, mientras que otro reporte del Global Energy Monitor señala que China está construyendo actualmente una capacidad eólica y solar que supera a la del resto del mundo combinado, con 339 gigavatios en construcción.
A pesar de estos avances, el desarrollo desigual en el sector de renovables ha llevado a que una cantidad significativa de energía se desperdicie, mientras que la turbulencia en la industria solar doméstica ha empujado a algunas empresas a situaciones financieras críticas.
China afirma que su capacidad en nuevas energías es "necesaria" para un desarrollo verde y ha rechazado las críticas de sobreproducción como "sin fundamento."
El libro blanco reafirma el compromiso de China de alcanzar el pico de emisiones de dióxido de carbono para 2030 y lograr la neutralidad de carbono para 2060.
A pesar de las críticas que sugieren que China podría actuar de manera más ambiciosa, como defendió el ex enviado especial estadounidense para el cambio climático, John Kerry, el país ha recibido también elogios por sus esfuerzos para abandonar paulatinamente las fuentes de energía más contaminantes como el carbón.