En un comunicado, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, aseguró que la respuesta de la República Popular China “con provocaciones militares” al “discurso anual rutinario” que pronunció el presidente taiwanés, William Lai, el jueves pasado “es injustificada y corre el riesgo de escalar la situación”.
“Hacemos un llamado a la República Popular China para que actúe con moderación y evite cualquier acción adicional que pueda socavar la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán y en la región en general, lo cual es esencial para la paz y la prosperidad regionales y una preocupación internacional”, advirtió el funcionario estadounidense.
“Continuamos siguiendo de cerca las actividades de la República Popular China y coordinándonos con aliados y socios respecto a nuestras preocupaciones compartidas”, añadió el comunicado, en el que también se recordó que Estados Unidos continúa “comprometido” con su política de ‘una sola China’.
Estas declaraciones se producen después de que Pekín anunciase este lunes unos ejercicios militares alrededor de Taiwán, denominados Joint Sword-2024B (“espada unida”, en inglés), en los que reproduce el bloqueo y toma de control de puertos y áreas clave de la isla, además de ataques sobre objetivos navales y terrestres.
Lea más: China dice que inició maniobras militares alrededor de Taiwán
Las maniobras implican a los ejércitos de tierra, mar, aire y cohetes, y son similares a las que China realizó en mayo pasado, también en el estrecho de Taiwán y en torno al territorio autogobernado cuya soberanía reclama Pekín.
El Gobierno chino advirtió entonces que volvería a “tomar contramedidas” contra Taiwán si “las fuerzas secesionistas que buscan la independencia siguen provocando”, y hasta que se lograse la “reunificación completa” del país.
La de hoy es la quinta vez en que China recurre a este tipo de maniobras desde 2022, cuando llevó a cabo las primeras de este calibre en respuesta a la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, a Taiwán, que enfureció a Pekín y elevó la tensión en el Estrecho a límites inéditos en décadas.
La isla es uno de los principales motivos de fricción entre China y EE.UU., ya que el país norteamericano es el principal proveedor de armas de Taiwán y podría intervenir para defenderla en caso de conflicto.