El desastre, que comenzó el pasado jueves con incesantes lluvias, ha dejado regiones devastadas y miles de desplazados. Además de las muertes, hasta el mediodía de este martes 29 personas siguen desaparecidas y al menos 143 resultaron heridas, dijo a EFE el superintendente general y portavoz de las Fuerzas Armadas de Policía, Kumar Neupane.
A lo largo de cuatro días de operaciones de búsqueda y rescate contínua, más de 4.500 personas han sido rescatadas.
Según Neupane, las fuertes precipitaciones provocaron un gran nivel de destrucción, dañando 1.769 casas y 55 puentes, sobre todo en las provincias de Bagmati y Koshi, limítrofes con Tíbet.
Los expertos sanitarios se han adelantado a advertir consecuencias de estos acontecimientos con mayor riesgo de brotes de enfermedades transmitidas por el agua y el aire.
"Con la mayoría de las fuentes de agua contaminadas por la lluvia y las inundaciones, los casos de enfermedades transmitidas por el agua y el aire han empezado a crecer", explicó a EFE el doctor especialista en enfermedades tropicales e infecciones, Sher Bahadur Pun.
"Los problemas podrían empeorar si no se toma en serio la situación", advirtió.
En Katmandú, epicentro de las lluvias, el nivel de agua ha cedido mejorando la situación de la capital, sin pronósticos meteorológicos de nuevas precipitaciones.
Este episodio de lluvias se atribuye a la época del monzón en Nepal, que normalmente comienza a mediados de junio y termina a finales de septiembre, aunque este año se extenderá hasta la primera semana de octubre.
Un sistema de baja presión sobre la Bahía de Bengala provocó lluvias prolongadas este año.