Bolivia tiene un promedio anual de 4 millones de hectáreas quemadas en los últimos 5 años

La Paz, 30 sep (EFE).- La problemática de los incendios forestales en Bolivia, donde se declaró "desastre nacional" este lunes, ya es estructural y se ha agravado al menos en el último quinquenio, en el que el promedio anual de la superficie afectada por el fuego ha sido de cuatro millones de hectáreas, alertó la privada Fundación Tierra.

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El investigador y geográfo de esa entidad Efraín Tinta dijo a EFE que "son varios años ya" que Bolivia tiene este problema y recordó que 2019 fue uno de los que "más afectación" dejó, con 5,2 millones de hectáreas quemadas, la mayoría en la región oriental de Santa Cruz y en la amazónica Beni.

"El 2020, 2021 y 2022 hemos tenido superficies de quemas por encima de los 4 millones de hectáreas", mencionó.

Esa cifra supera el tamaño de la región sureña de Tarija, cuya superficie total de 3,7 millones de hectáreas, explicó.

Según el experto, en 2023 la superficie afectada fue de 3,3 millones de hectáreas, lo que hizo pensar que tal vez la situación iba a mejorar, pero este año "lamentablemente hemos superado todas las cifras de incendios forestales" registradas por el Estado y por entidades civiles que investigan esta problemática, como la Fundación Tierra.

Situación actual

El último dato oficial proporcionado por el Gobierno de Luis Arce señala que hasta principios de septiembre fueron afectadas 3,8 millones de hectáreas de bosques y pastizales a nivel nacional.

Días antes de ese reporte, la Fundación Tierra señaló que hasta el 26 de agosto la afectación llegaba a poco más de 4 millones de hectáreas.

La semana pasada, la Gobernación de Santa Cruz reportó que únicamente en esa región -la más poblada y el motor económico de Bolivia- los incendios arrasaron hasta ese momento con más de siete millones de hectáreas y que ese departamento vive "el mayor desastre ambiental" de su historia.

Este lunes, el presidente Luis Arce lanzó la declaración de "desastre nacional" tras conocer los reportes de “distintas instancias” y luego de una reunión con autoridades de Santa Cruz, sin confirmar ni descartar la cifra de la superficie afectada por el fuego en ese departamento, que ya supera el total nacional reportado en 2019.

Según Tinta, la declaración de "emergencia nacional" a principios de mes no fue suficiente y el Estado fue "un poco lento" para declarar el "desastre".

También señaló que a partir de la segunda quincena de septiembre es cuando el país ingresa a la "época pico" de los incendios forestales.

Factores y previsiones

Para el investigador, uno de los factores que llevaron a Bolivia a la situación actual es el cambio del uso del suelo que se debe sobre todo a las "políticas de desarrollo" planteadas desde el Gobierno y los sectores agroindustriales para ampliar la frontera agrícola.

A esto se suma la invasión de "tierras fiscales no disponibles" por parte de grupos que, pese a no tener títulos agrarios, "de alguna forma han conseguido autorizaciones" de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) para practicar en esos terrenos las quemas controladas para prepararlos para la siembra o el pastoreo.

Tinta sostuvo que el fuego "no es un chaqueo" ni una "quema" cuando ya no se lo puede controlar, es un incendio forestal y lamentó que estas acciones estén afectando a "territorios indígenas, áreas protegidas y reservas forestales".

Otro factor es el cambio del clima, pues la temperatura subió en Santa Cruz en los últimos años a causa, precisamente, de la deforestación por el cambio del uso del suelo.

El experto consideró que "es momento de pensar que el problema ya es estructural y que en ese mismo sentido las propuestas deberían ser diferentes", por lo que se debería hacer una "evaluación seria sobre la afectación de los incendios" partiendo desde la información obtenida en los últimos cinco años.

Tinta consideró que para hablar de planes de recuperación es importante conocer no sólo la superficie afectada, sino también cuáles son las zonas más vulnerables a los incendios, el tipo de vegetación y suelo, o la cantidad de bosque perdido cada año, entre otros aspectos.

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