"Estos acuerdos, 80 millones de euros en subvenciones y 305,1 millones de euros en créditos preferenciales, son una ayuda considerable para la economía del país", afirmó el Gobierno moldavo en un comunicado publicado en su portal oficial.
Según Chisinau, esta ayuda también propiciará "significativas inversiones para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, incrementar el número de empleos bien remunerados y promover el desarrollo de la infraestructura, la silvicultura, las fuentes renovables de energía".
En esta conferencia, en la que participaron, entre otros, los ministros de Exteriores de Francia y Alemania, Stéphane Séjourné y Analena Baerbock, así como altos representantes de Estados Unidos, Canadá, Rumanía, Países Bajos y Lituania.
En particular, Chisinau firmó un acuerdo con Ottawa para un crédito preferencial de 120 millones de dólares canadienses (alrededor de 79 millones de euros) para apoyar a las familias vulnerables, facilitar la integración de los refugiados ucranianos, impulsar el crecimiento económico estable y la energía verde en el país.
Moldavia y Estados Unidos acordaron una ayuda adicional de 12 millones de dólares para el desarrollo de las instituciones democráticas en el país y un acuerdo de ayuda de más de 26 millones de dólares para mejorar el clima inversionista en el país.
Las autoridades moldavas también firmaron otros acuerdos con Francia, Suiza, Alemania y Países Bajos para promover diversos proyectos energéticos y sociales.
El acercamiento de Moldavia a la UE comenzó con la llegada de Sandu a la Presidencia en 2020, se aceleró con la mayoría absoluta de su partido en las elecciones parlamentarias del año siguiente y se profundizó con el apoyo de Chisinau a Ucrania tras el comienzo de la guerra.
El espaldarazo definitivo fue la decisión de Bruselas de abrir negociaciones de adhesión con Moldavia y Ucrania en diciembre del pasado año.
La oposición prorrusa moldava ha llamado a participar con el 'No' en el referendo de integración de Moldavia en la Unión Europea.