"Desde que empezó el juicio, ningún soldado se ha retirado del frente sin antes recibir esa orden de su comandante. Creemos que esta decisión garantizará el éxito de nuestras operaciones", celebró un portavoz del Ejército, Mbuyi Kalonji, tras escuchar la sentencia dictada este miércoles, según recogieron este jueves medios locales.
Los soldados estaban acusados de abandonar sus posiciones la semana pasada en el territorio de Lubero (este), donde los combates del M23 contra los puestos del Ejército congoleño se reanudaron el pasado 28 de junio.
Además, también se les acusó de robar munición y violar las órdenes de sus superiores, entre otros cargos.
El abogado de los militares, Jules Muvweko, se mostró insatisfecho con el veredicto.
"Tenemos previsto recurrir la sentencia en los próximos días. Hemos observado que algunos de los acusados podrían tener circunstancias atenuantes o podrían ser absueltos fácilmente", aseguró el letrado.
Desde la reciente reanudación de los combates del M23, los insurgentes han arrebatado al Ejército el control de numerosas zonas en el territorio de Lubero, incluidas las localidades de Kanyabayonga, Kirumba y Kayna.
Asimismo, decenas de miles de civiles han huido de sus casas.
La actividad armada del M23 se reactivó en 2022 después de años de relativa calma.
Desde entonces, ha avanzado por varios frentes hasta situarse a unos veinte kilómetros de la capital de la provincia de Kivu del Norte, Goma, que ocupó durante diez días en 2012, antes de retirarse por la presión de la comunidad internacional.
Los insurgentes han tomado el control de carreteras que unen el resto del país con esa estratégica ciudad, de más de un millón de habitantes y base de numerosas ONG internacionales e instituciones de la ONU.
Aparte de una crisis humanitaria, sus combates han desencadenado graves tensiones entre la RDC y Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con el grupo rebelde, un extremo que las autoridades ruandesas siempre han negado pese a haber sido confirmado por la ONU.
A su vez, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las rebeldes Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en el año 2000 por cabecillas del genocidio de 1994 y otros ruandeses (hutus) exiliados en RDC para recuperar el poder político en su país.
Esa colaboración también ha sido confirmada por la ONU.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, pese a la presencia de la misión de paz de la ONU (Monusco).