En una sesión del Consejo de Seguridad, Otunbayeva precisó que los representantes del régimen 'de facto' de los talibanes aún no han aclarado si participarán ni a qué nivel lo harán, aunque ella insistió en la importancia de que estén presentes.
Pero aclaró que esta 'cumbre' "no significa legitimación ni normalización" del régimen, un tema capital porque los talibanes no han conseguido ser reconocidos por la ONU ni por ningún otro país de forma oficial, pese a sus múltiples intentos en sus casi tres años en el poder.
Otunbayeva reiteró que la integración completa del Gobierno afgano en la comunidad internacional depende de que "respeten sus compromisos legales internacionales" y en particular que levanten las restricciones a la educación de las niñas y al trabajo de las mujeres, y para ello "es vital que mantengamos el consenso internacional" en el trato con los talibanes.
La funcionaria recalcó, además, que esta postura -la de condicionar la normalización del régimen talibán al respeto a los derechos de las mujeres- es compartida por la mayoría de la población afgana, según sus informes.
La sesión del Consejo sirvió para recalcar que los mil días transcurridos desde la prohibición de los talibanes de la educación para las niñas mayores de 11 años ha tenido efectos perniciosos más allá de los educativos, como un aumento de las depresiones y de las tentativas de suicidio infantil, así como de los matrimonios tempranos de menores, según puso de manifiesto Lisa Doughten, de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Y en cuanto a la prohibición de los talibanes de que las mujeres trabajen en el exterior, Doughten recalcó que las afganas han encontrado el modo de sortear esta prohibición y, al menos en el sector de ayuda humanitaria -crucial en Afganistán-, un 72 % de las organizaciones siguen empleando clandestinamente a mujeres y hombres.
El levantamiento de esta prohibición de la actividad laboral femenina es una promesa verbal constantemente postergada por los talibanes, y Otunbayeva concluyó que esas promesas son "crecientemente imposibles de creer".