La agrupación gremial dijo en un comunicado que estima que el número de víctimas mortales sea “mayor” debido a la imposibilidad de realizar un recuento preciso por la falta de acceso humanitario a las zonas de combate y la destrucción de gran parte de la infraestructura médica del país.
Tras un año y un mes de guerra, unas 15 millones de personas carecen de atención médica después de que el 80 % de los centros sanitarios hayan quedado “completamente fuera de servicio”, de acuerdo con el sindicato, que además condenó la muerte de 53 trabajadores sanitarios y el bombardeo contra 21 hospitales en todo Sudán.
El informe añade que se han registrado al menos 248 ataques contra instalaciones sanitarias y personal médico, mientras que un total de 22 hospitales han sido “evacuados por la fuerza” por alguna de las partes en conflicto desde el inicio de la guerra.
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Ante tanta devastación, el sindicato hizo un llamado urgente de socorro "a todas las organizaciones que trabajan en el sector de la ayuda humanitaria para que intervengan rápidamente para salvar a miles de civiles atrapados en zonas de guerra", que se concentran en el oeste de Sudán y en el área metropolitana de Jartum, la capital.
Asimismo, recordó que la guerra ha provocado unas pérdidas en la economía sudanesa de más de 120.000 millones de dólares, una cuantía que equivale "al presupuesto del país para 12 años", por lo que pidió "un alto el fuego inmediato y la apertura de rutas de ayuda humanitaria para cientos de miles de personas afectadas".
También apuntó que, según la ONU, alrededor de 9 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por culpa de la violencia, más de 2 millones de los cuales han buscado refugio en países vecinos en “la mayor crisis de desplazamiento en el mundo”.
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La guerra que está asolando Sudán también está dejando a unas 18 millones de personas a las puertas de la hambruna, por lo que el sindicato urgió al Ejército y a las FAR a iniciar un diálogo político con las fuerzas civiles para poner fin al conflicto, que en el oeste del país ha adquirido además tintes étnicos.
El conflicto estalló el 15 de abril de 2023 en medio de un proceso de integración de los paramilitares en las fuerzas regulares, lo que desató una lucha de poder entre el líder del Ejército, Abdelfatah al Burhan, y el comandante de las FAR, Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti.