En un mensaje divulgado hoy a través de su Embajada en Papúa Nueva Guinea, Pekín recordó a sus ciudadanos que "presten mucha atención a la situación de seguridad, fortalezcan las precauciones, eviten salidas innecesarias y se mantengan alejados de las zonas concurridas".
Al menos 15 personas han muerto durante los disturbios registrados en ciudades de Papúa Nueva Guinea, cuyo Gobierno ha llamado al Ejército para tratar de restaurar el orden.
Los disturbios comenzaron después de que una protesta pacífica convocada el miércoles por la Policía y otros efectivos de seguridad por el recorte de sus salarios y el de otros funcionarios tornara en violenta al ser aprovechada por otros ciudadanos para realizar saqueos y provocar incendios en la capital, Port Moresby, y en Lae, la segunda urbe más poblada del país.
Conforme al último balance publicado por la policía metropolitana de Lae, ocho personas murieron en la capital y siete en Lae, recoge el canal público australiano ABC.
Vídeos colgados en las redes sociales muestran almacenes envueltos en llamas y multitudes de personas participando en saqueos, que se han expandido a otras regiones y se prolongaron hasta horas de la madrugada del jueves, según el periódico local Post-Courier.
Antes de los disturbios, unos 200 policías, oficiales del Ejército y los servicios penitenciarios convocaron una huelga y entraron en el Parlamento el miércoles de manera pacífica para protestar por la subida impositiva a los salarios de los funcionarios, que ha provocado un recorte en los mismos.
Los saqueadores y oportunistas aprovecharon la escasa situación de seguridad para desatar el caos.
El primer ministro, James Marape, pidió esta mañana a la población en un acto público con medios de comunicación que no "salga a la calle" y subrayó que es imperativo que el país restaure la seguridad, remarcando que se abrirá una investigación para depurar responsabilidades sobre lo sucedido.
Marape autorizó el miércoles al personal de Defensa a que "asista a la policía en la restauración del orden" en el país.
Papúa Nueva Guinea, una nación rica en recursos que tiene a una gran parte de sus doce millones de habitantes en extrema pobreza, está aislada por los problemas de conexión e infraestructura, especialmente en áreas remotas en donde falta la seguridad, así como los servicios básicos de salud y educación.
Independizada de Australia en 1975, este país -cuyo Gobierno firmó en diciembre pasado un acuerdo de seguridad con Camberra que incluye ayudas financieras para modernizar sus fuerzas policiales- también tiene una larga historia de intrigas políticas, corrupción y conflictos internos.
Estados Unidos y Australia, su aliado estratégico en Oceanía, han redoblado en los últimos meses sus cortejos a varias naciones insulares del Pacífico desde que China firmó en abril de 2022 un pacto de seguridad con las Islas Salomón.