“Volvemos a vivir tiempos sombríos”, alertó el monarca en una alocución en la que se refirió a los conflictos en Ucrania, el Congo, Sudán u Oriente Medio, donde “hemos sido testigos de una violencia sin precedentes” que “nos conmueve hasta lo más profundo de nuestra humanidad”.
“Nuestros pensamientos están con las numerosas víctimas del terrorismo y de insoportables actos de guerra”, aseveró.
El rey Felipe insistió en “hacer todo lo que esté en nuestras manos para garantizar que las personas de todo el mundo puedan vivir en paz”.
Desde Bélgica, pidió dar “ejemplo de una sociedad en la que personas de todos los orígenes y creencias construyan juntas un futuro común”.
“El ejemplo de un país que vive plenamente su interculturalidad”, apuntó, pese a que, “por desgracia, la violencia debida a la exclusión, la discriminación y el racismo sigue presente en nuestra sociedad”.
El soberano hizo referencia igualmente a otras formas de violencia, como la verbal en internet, la intrafamiliar o la sexual, que “engendran miedo”.
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Ante las tensiones geopolíticas o el desafío del cambio climático, Felipe pidió hacer frente a esta realidad con “esperanza”, en apoyo de “los que trabajan por la justicia y la paz social” y “los que nos aportan los beneficios de la ciencia” y soluciones tecnológicas para lograr la transición energética.
El monarca instó a mantener un “espíritu de cooperación, no de división”, en pos del bien común y un mundo sostenible.