Los líderes del bloque suramericano se reunieron en la ciudad brasileña de Río de Janeiro para una cumbre semestral del Mercado Común del Sur (Mercosur) también marcada por la histórica incorporación de Bolivia como quinto miembro pleno de la unión aduanera y la firma de un acuerdo comercial con Singapur.
Sin embargo, las crecientes tensiones entre Venezuela y Guyana por la región del Esequibo, un área de 160.000 kilómetros cuadrados rica en petróleo y minerales, y que Caracas reclama desde hace más de un siglo, eclipsó el resto de la agenda.
“No queremos guerras aquí en América del Sur. No necesitamos guerras, no necesitamos conflictos. Lo que necesitamos es construir la paz”, afirmó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en la apertura del encuentro.
Era la primera vez que el mandatario progresista, cercano a Maduro, elevaba el tono sobre la controversia alimentada desde Venezuela tras la celebración de referéndum sobre la incorporación del Esequibo el pasado domingo.
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Sudamérica quiere paz
Le secundaron los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, que el domingo entregará el poder al ultra Javier Milei; Paraguay, Santiago Peña; Uruguay, Luis Lacalle Pou; y Bolivia, Luis Arce, en una declaración conjunta a la que se sumaron Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
En definitiva, casi toda Suramérica haciendo un llamado en pro de la paz y para rebajar la tensión.
El Mercosur mira a China
Lula le pidió explícitamente a Peña que “insista” en el diálogo con la Unión Europea porque el acuerdo es importante y está próximo.
En paralelo, el Mercosur y la UE divulgaron un comunicado conjunto en el que ratificaron su compromiso con llevar a buen puerto un proceso negociador del que empiezan a cansarse algunos socios sudamericanos, ahora más proclives a intentarlo con China.
Lacalle Pou expresó su "escepticismo" sobre el acuerdo entre los dos bloques e insistió una vez más en abrir conversaciones con el gigante asiático, cuya influencia en la región ha crecido enormemente en las últimas décadas.