Poder presentarse a elecciones ya es "un milagro", dice candidato a presidente de Egipto

El Cairo, 6 dic (EFE).- Tras una década de represión contra la oposición, el candidato Farid Zahran considera "un milagro" el solo hecho de poder presentarse a las elecciones presidenciales de Egipto, en las que su único objetivo es aprovechar la limitada apertura política en el país para dar pasos firmes hacia "una transición democrática".

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"Me estoy presentando a estas elecciones para dar un paso hacia la transición democrática y para que los próximos comicios sean mejores, aunque también dudo que sean óptimos", dice a EFE el líder del Partido Socialdemócrata Egipcio (PSE) en una entrevista desde la sede de su campaña electoral en El Cairo.

Zahran, una destacada figura de los movimientos estudiantiles de la década de 1970 y con medio siglo de experiencia política a sus espaldas, considera ya un logro poder presentarse a las elecciones presidenciales que darán comienzo el 10 de diciembre tras una década de feroz represión contra la oposición por parte del Gobierno.

"No se nos prohibió la participación, pues en las elecciones de 2018 sí se nos prohibió. A cualquiera que se le ocurriera presentarse se le prohibió de una forma u otra", asevera el candidato sobre los anteriores comicios, considerados una farsa por la oposición.

Aprovechar el momento

La vida política en Egipto ha sido "restringida" desde que el presidente Abdelfatah al Sisi llegó al poder en un golpe de Estado en 2013, pero en el último año el país ha experimentado una "limitada apertura" que Zahran está decidido a aprovechar en estos comicios, ya que ganar no es siquiera una opción.

El político, de 66 años, es uno de los tres candidatos que rivalizarán con Al Sisi en las primeras elecciones con múltiples aspirantes de la última década, en la que incluso miembros del PSE han sido encarcelados por motivos políticos.

"Las elecciones se están celebrando en una época no muy adecuada y con plazos limitados, por lo cual, lo que está pasando se puede calificar de milagro", asevera el candidato presidencial, que asegura que hay una limitada fase de "apertura" tras diez años de "retroceso" político en Egipto.

A mediados de 2022, ante las duras críticas al Gobierno egipcio, Al Sisi lanzó el llamado "Diálogo Nacional" para aunar a todas las fuerzas políticas en el país, incluidas las opositoras, con el objetivo de encontrar soluciones a la situación socioeconómica y dar una señal de apertura.

"Estamos intentando ganar la batalla por el cambio y la transición democrática en base a un sistema de puntos, no con el golpe letal o el nocaut técnico", dice Zahran, que añade que un cambio brusco llevaría a Egipto a "un colapso con consecuencias fatales que el país no aguantaría".

Un cambio paulatino

El político se muestra "satisfecho" por el trabajo que ha podido realizar su campaña, según él la única que cuenta con un programa electoral, mientras que celebra que haya podido retomar el contacto con la calle y celebrar por primera vez mítines abiertos a los que han asistido "miles" de personas.

"Pero esto no quita que siga habiendo miles de encarcelados por causas de opinión, ni anula el hecho de que las leyes generales restringen las libertades", dice Zahran, en referencia a las decenas de miles de personas que han sido detenidas en la última década por motivos políticos, según ONG internacionales.

De hecho, la amnistía para todos los presos de conciencia es uno de los principales puntos del programa electoral de Zahran, que considera que Egipto necesita "una vía más larga" también para resolver los graves problemas económicos y sociales que están llevando al país al borde del abismo.

El político no se corta a la hora de valorar la década de Al Sisi en el poder: "Llegó con una deuda externa de 40 y pico mil millones de dólares y ahora es de 165.000 millones; llegó cuando el dólar equivalía a 8 libras egipcias y ahora son 50 (en el mercado negro). Hay un deterioro económico cada vez peor".

"Por esto son importantes estas elecciones y merece correr el riesgo (de presentarse). Es un intento de destacar que existe una vía nueva y diferente hacia un cambio seguro, pacífico y democrático", sentencia.

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