Representantes de los Estados Miembros de la UNESCO se reunieron en París en octubre para abordar la violencia en línea contra las mujeres periodistas y explorar soluciones. En su discurso inaugural, Reem Alsalem, Relatora Especial de las Naciones Unidas en materia de Violencia contra las Mujeres y las Niñas, denunció las campañas de desprestigio y vigilancia online y los ataques desproporcionados que enfrentan las mujeres periodistas.
La Relatora Especial de la ONU señaló además que, a menudo, tales tácticas preceden a los ataques contra la vida misma.
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Durante el debate, la periodista Rita Rudusa describió el riesgo de autocensura resultante de la falta de apoyo, ya que ella misma recurrió al silencio en respuesta a los ataques en línea.
Las consecuencias de la violencia digital en la vida de las mujeres van desde la autocensura y la reducción de la presencia en línea hasta el daño psicológico e incluso el daño físico. Fuera de la vida personal de las víctimas, la calidad de la democracia también es afectada: “Los abusos en línea contra las mujeres periodistas y las mujeres en los medios de comunicación son un ataque directo a la visibilidad de las mujeres y su participación plena en la vida pública” (ONU, 2018).
En Paraguay
Paraguay cuenta con legislación reciente que contempla la violencia de género ejercida a través de medios electrónicos, aunque de manera acotada. La Ley № 5777/16, “De Protección Integral a las Mujeres contra toda forma de Violencia”, en su artículo 6°, “De las Formas de Violencia”, refiere como violencia telemática toda acción mediante la cual “se difunden o publican mensajes, fotografías, audios, videos u otros que afecten la dignidad o intimidad de las mujeres a través de las actuales tecnologías de información y comunicación”.
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La Ley incluye al Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación entre las instituciones responsables de velar por la prevención y la sanción de la violencia. En concreto, se deposita en esta autoridad la tarea de desarrollar “protocolos de detección y prevención de nuevas formas de violencia contra mujeres” en el uso de las TICs (Ley № 5777/16).
El limitado alcance de la legislación nacional en materia de violencia digital de género es una clara muestra de lo novedoso del problema. Persiste la necesidad de registrar y socializar qué es y cómo afecta a las mujeres, en especial aquellas cuyo oficio está condicionado por Internet.
Tipos de acoso digital
En una investigación con 31 entrevistas a periodistas de Estados Unidos, Holton, Bélair-Gagnon, Bossio y Molyneux (2021) definen tres formas de acoso digital:
-Acoso agudo, caracterizado por ataques verbales, relacionado con temas de cobertura;
-Acoso crónico, que se distingue: A) porque se sostiene en el tiempo; y B) porque la fuente de la violencia es una persona en particular, o un grupo de usuarios en particular;
-Acoso intensificado, que incluye amenazas explícitas.
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Según la investigación, las mujeres periodistas sufrieron más acoso crónico y acoso intensificado que sus pares varones.
Gravedad del problema
“La violencia en línea contra las mujeres periodistas pasa offline con impacto significativo. Esto incluye ataques físicos, abuso y acoso que se gesta online” (Posetti, J. et al, 2021).
Según la Relatora contra la Violencia hacia la Mujer de la ONU (2018) el aislamiento social y la pérdida de libertad para desplazarse en mujeres periodistas son algunos efectos del acoso digital, como también el daño psicológico y físico. Entre los efectos psicológicos más reportados se encuentran culparse a sí mismas por la violencia, alejarse de las personas, recuerdos negativos o indeseados (Ferrier, 2017).
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La violencia misógina está culturalmente motivada por “las normas sociales relativas a la masculinidad y la imposición del control masculino” y busca “hacer cumplir los roles sexuales, o prevenir, desalentar o castigar lo que se considera un comportamiento femenino inaceptable” (informe “Feminicidios y otros asesinatos de mujeres”, 2023, del observatorio Feminicidio.net). Insultos, discursos de odio, expresiones denigrantes, difamación, calumnias, supuestas “críticas” que descalifican o tergiversan su trabajo, daño a la reputación mediante comentarios falsos y ofensivos online son algunas de las formas a través de las cuales la violencia digital pretende silenciar la voz de las mujeres, sobre todo si se trata de mujeres que son figuras públicas por su profesión, como intelectuales o periodistas, ya que su opinión en tales casos es ampliamente escuchada. Los ataques de odio contra las mujeres en las redes sociales impactan negativamente a toda nuestra sociedad.