Operación 1027: la ofensiva que desafía el poder del Ejército birmano

Bangkok, 9 nov (EFE).- La Operación 1027, lanzada por una alianza de guerrillas de minorías étnicas y apoyada por milicias prodemocracia, avanza rápidamente posiciones en el norte y el centro de Birmania ante un Ejército debilitado y una junta que admite el riesgo de fragmentación del país.

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Bautizada por la fecha de su lanzamiento, el 27 de octubre, el operativo proclama que desde entonces ha tomado un total de 150 campamentos militares y que ha arrebatado el control de al menos seis ciudades al Ejército (cuatro del estado nororiental de Shan, limítrofe con China, y dos de la región centro-norte de Sagaing).

La nueva amenaza al poder del Ejército birmano -Tatmadaw- ha surgido desde una operación llamativa tanto por su origen como por su evolución, y podría suponer un punto de inflexión en el conflicto que asola al país, exacerbado por la asonada del 1 de febrero de 2021, que puso fin a una década de transición democrática.

- Una amalgama de guerrillas

La operación ha sido lanzada por la conocida como Alianza de la Hermandad, o Alianza de los Tres Hermanos, fundada en junio de 2019 por tres poderosas guerrillas del norte del país: el Ejército Arakán (AA), el Ejército de Liberación Nacional Ta'ang (TNLA) y el Ejército para la Alianza Democrática de Birmania (MNDAA).

Con el Ejército birmano como enemigo común, estos grupos étnicos armados disponen en conjunto de al menos unos 15.000 efectivos y cuentan con un moderno arsenal de armas, según analistas especializados en el conflicto birmano.

A estos tres grupos, que actúan principalmente en el occidental estado de Rakáin y en el nororiental estado de Shan, se han ido uniendo otros grupos étnicos como el Ejército de Independencia Kachin (KIA) -uno de sus principales aliados- o el Ejército de Liberación del Pueblo Bamar, fundado tras la sublevación.

- Contra las estafas online

El inicio de la operación se centró en la zona de la minoría étnica kokang -con raíces chinas y cuyo brazo armado es el MNDAA-, en el norte de Shan -estado que es epicentro del cultivo de opio en el país- y cerca de la frontera con China, con el objetivo de "erradicar la opresión de la dictadura militar" y las mafias ilegales de la frontera, amparadas supuestamente por el Ejército.

La región kokang es conocida por albergar casinos y centros de ciberestafas acusados de trata de personas, con centenares de ciudadanos chinos detenidos en las últimas semanas y deportados a China, así como cerca de 200 tailandeses liberados.

La ofensiva tomó por sorpresa a los militares y logró capturar desde el primer día varias ciudades de la región, como Chinshwehaw -un paso fronterizo clave para el comercio entre China y Birmania-, además de autopistas y puentes que sirven de arteria principal del tráfico hacia y desde el gigante asiático.

- Extensión hacia el centro del país

La Operación 1027 se ha extendido desde Shan, donde están la mayor parte de ciudades que, según los rebeldes, han sido arrebatadas al Ejército, a las regiones de Sagaing y de Magway (norte-centro del país), y avanza hacia la ciudad de Mandalay, la segunda mayor del país tras Rangún.

Se trata de una expansión sin precedentes que en parte ha sido posible porque al grupo inicial de guerrillas se sumaron las prodemocráticas fuerzas populares de defensa (PDF, por sus siglas en inglés) y milicias étnicas que las apoyan, como el citado Ejército de Independencia de Kachin (KIA).

Las PDF, constituidas sobre todo por jóvenes sin experiencia bélica que se lanzaron a la lucha tras el golpe, son el brazo armado del Gobierno de Unidad Nacional (NUG), formado en parte por exdiputados del Legislativo electo y derrocado por los militares, autoproclamado autoridad legítima del país desde la asonada.

- El rol cuestionado de China

El hecho de que la Alianza de la Hermandad, que había mantenido un perfil bajo desde el golpe, haya decidido lanzar su ofensiva ahora y que la justificara en parte en la lucha contra las mafias de estafas, con las que Pekín quiere acabar, despierta suspicacias sobre el rol de la segunda economía mundial en el operativo.

"No es posible que China no estuviera al corriente de que esto iba a ocurrir", indica a EFE Anthony Davis, experto en seguridad en Birmania de la consultora IHS-Jane's, quien plantea que la cuestión es si Pekín ayudó a planificar el operativo y por qué ahora.

Davis considera que China pudo "haber perdido la paciencia" sobre la falta de control de los centros de estafas y haber dado "luz verde" a la ofensiva en consecuencia.

"También puede haber un motivo mayor, y es que China crea ahora que el régimen militar es incapaz de controlar la situación a nivel nacional y quiera pasar el control a grupos en los que pueda confiar y que dependan de ellos para garantizar sus intereses económicos", especula.

China y Birmania comparten 2.129 kilómetros de frontera, y, si bien Pekín ha aumentado su influencia en el país tras el golpe, su relación con el Ejército es compleja, pues algunas guerrillas -entre ellas implicadas en esta operación- tienen una larga historia de alianza étnica, económica y militar con la segunda economía mundial.

Pekín ha enviado altos cargos ministeriales a Birmania en los últimos días y ha urgido a la desescalada de la violencia.

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