–¿Qué implica dolarizar la economía de un país?
–Implica eliminar la moneda nacional y sustituirla por el dólar de los Estados Unidos. La dolarización es una medida extrema para una economía descontrolada, con una población angustiada que ha probado varios regímenes cambiarios sin éxito.
–¿Cuáles son las ventajas de un país dolarizado?
–Estabiliza en muy poco tiempo la economía: elimina la devaluación monetaria, reduce la inflación a un dígito y las tasas de interés a niveles internacionales.
Mantiene el poder adquisitivo de los salarios por lo que los trabajadores se convierten en sujetos de crédito a mediano y largo plazo, ayuda especialmente a los más pobres, fortalece la formación de la clase media. Disciplina a la dirigencia política porque no puede imprimir dólares para financiar déficits presupuestarios.
–¿Qué factores lo impulsaron a decidir la dolarización de Ecuador?
–El banano, el camarón, la pesca y el petróleo constituían el 80% de nuestras exportaciones. El Niño de 1997 y 1998 destruyó a las tres primeras y el petróleo cayó hasta menos de 7 dólares por barril.
La crisis del sudeste asiático cerró los mercados de crédito. La crisis rusa destruyó aún más a la economía internacional.
Eso produjo la obvia sucesión de problemas: enorme devaluación monetaria, brotes de hiperinflación, agitación social, huelgas, paralizaciones, inestabilidad política.
En esas condiciones el 70% de la economía se dolarizó espontáneamente. Era más lógico dolarizar el 30% restante que navegar contra corriente y tratar de desdolarizar y volver a sucretizar (el sucre era la moneda nacional) el 70%.
–¿Cómo fueron los inicios del uso corriente de la moneda estadounidense en su país?
–Mucho menos difícil de lo que se pensó, porque mucha gente ya manejaba el dólar.
La dolarización fue la espada de Damocles que eliminó de un tajo el nudo gordiano que nos asfixiaba.
Además, debido a la inflación inercial, al inevitable redondeo de precios y a cierta natural confusión inicial sufrimos una inflación alta el primer año, que luego cayó a menos de dos dígitos y se ha mantenido así por más de 20 años.
–¿Cuánto duró el proceso?
–El proceso de canje de sucres por dólares se completó en 9 meses.
–Más de dos décadas después, ¿cree que sigue contribuyendo con la economía de su país?
–Sin duda alguna. Contribuye tanto que la apoya el 90% de la población.
La inflación está en el 2% anual, las exportaciones han crecido exponencialmente, el salario mínimo de 450 dólares es uno de los más altos de América.
En palabras del expresidente Osvaldo Hurtado, hace 3 meses: “Yo fui contrario a la dolarización. Me parecía una equivocación. Creía que sus efectos iban a ser negativos, sobre todo para las exportaciones… Bueno, la dolarización ha sido un acierto. Yo estuve totalmente equivocado y el presidente Mahuad estuvo totalmente en lo cierto… Pero no solamente que yo me equivoqué sino los más importantes economistas del Ecuador también se equivocaron porque casi todos ellos estuvieron en contra… Bueno, la dolarización ha hecho por el pueblo ecuatoriano, por los pobres por los trabajadores, por la clase media, lo que no ha hecho… ninguna de las políticas que hemos llevado adelante los presidentes de la República a lo largo de este periodo democrático” (desde 1979, 44 años).
–¿Cuáles son los riesgos?
–Dolarizar es como someterse a un trasplante de hígado. El trasplante requiere un conjunto de médicos expertos en varios campos que hayan hecho exámenes del paciente y conozcan al detalle su situación; la aceptación y cooperación del paciente y el conjunto de instalaciones médicas que le garanticen viabilidad.
La dolarización requiere un conjunto de expertos económicos que conozcan al detalle las cuentas del país, la aceptación y colaboración de los ciudadanos y un acuerdo de las élites políticas, económicas, y sociales que la conduzcan y le den la red de apoyo social que le garantice su supervivencia.
No hay que olvidar que la dolarización es un ser vivo y como todo ser vivo puede morir por falta de alimento (si dejan de entrar dólares al país), por falta de aire (si el gasto del gobierno consume tantos recursos que no deja espacio para el sector privado) y por falta de movimiento (si una telaraña de leyes corta la creatividad y la somete a trámites y regulaciones excesivas).
–¿La dolarización podría contribuir a resolver un problema de fondo de un país?
–Sin duda. Si el hígado de una persona no funciona más, o acepta un trasplante o muere. Si una moneda ha llegado a esa situación, o se la cambia o la dolorosa y lenta agonía tendrá un final fatal.
Dicho esto, por supuesto que es legítima la polémica sobre si aún existe la posibilidad de rescatar a la moneda nacional. Yo la tuve en mi país.
–Líderes regionales promueven en distintos foros la desdolarización del comercio y promover las monedas locales. ¿Qué posición tiene usted al respecto?
–No es nuevo y ha formado parte del “sueño latinoamericano” por décadas. En teoría, es muy atractivo y resulta natural opinar a favor.
En la práctica, es muy difícil de realizar y de llegar a darse tomaría un largo tiempo por razones geopolíticas y de estructura del comercio mundial.