Se trata de un edificio de cuatro pisos con más de 1.200 metros cuadrados en donde se ofrecerán más de 116 servicios. El laboratorio de anatomía, que busca ser el más grande en el departamento del Valle del Cauca, llevará el nombre del canino del Ejército.
La inauguración contó con la presencia de Cristian Cuarán, entrenador del perro, y quien se quedó otros 30 días en la espesa selva buscando al animalito que nunca fue encontrado.
“Es una obra que busca que el nombre de ‘Wilson’ jamás sea olvidado, que las personas que vean esta placa sepan que existió un héroe al que querremos por siempre”, indica a EFE Carlos Andrés Pérez Galindo, rector de la USC.
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La obra, ubicada en el barrio Colón, tuvo un costo de 10.000 millones de pesos (unos 2,4 millones de dólares) y cuenta con diversos laboratorios de microbiología, dos quirófanos, una sala de enfermedades infecciosas y espacios para la enseñanza del programa de Medicina Veterinaria.
Homenaje a Wilson con un laboratorio
El comandante de la Tercera Brigada del Ejército, el coronel Julio Arturo Pinzón Gutiérrez, agradeció en nombre de las Fuerzas Armadas en Colombia por este homenaje que realiza la institución por el canino.
“Es un orgullo que una comunidad académica haya puesto el nombre de nuestro canino en sus instalaciones, acompañada de una gran inversión para el bienestar de los animales”, precisó el coronel Pinzón a EFE.
El laboratorio “Wilson” cuenta con espacios para estudiar morfología, osteología y una unidad de investigación clínica para enfrentar las diversas enfermedades que pueden tener los animales en el país.
Homenaje a Wilson, la historia
Los menores que sobrevivieron al accidente de un avión ocurrido el pasado 1 de mayo fueron la niña de 13 años Lesly Mukutuy, quien se encargó de cuidar durante 40 días de sus hermanos Soleiny Mukutuy, de 9; Tien Noriel Ronoque Mukutuy, de 5 años, y Cristin Neruman Ranoque, una bebé que cumplió su primer año de vida en la selva amazónica.
Los menores fueron hallados en un punto remoto entre Caquetá y Guaviare donde fueron buscados sin descanso durante semanas por unos 200 militares, entre ellos comandos de las Fuerzas Especiales del Ejército, e indígenas de la zona, todos integrados en la “Operación Esperanza”.
Los menores viajaban en una aeronave Cessna 206, operado por la compañía Avianline Charter’s, que se accidentó aparentemente por una falla mecánica y en donde fallecieron todos los adultos: la madre de los niños, el piloto y un líder indígena.