La base, un entramado de 80 toneladas de peso, es el elemento central sobre el cual se asienta la aguja, de 96 metros, que originalmente fue erigida en el siglo XIX por el arquitecto Viollet-Le-Duc, que fue el gran reconstructor de la catedral.
La faraónica obra de restauración avanza a buen ritmo, pero Notre-Dame no estará lista para los Juegos Olímpicos de París, en el verano (boreal) de 2024.
El presidente francés, Emmanuel Macron, visitó hoy las obras del templo con motivo de ese cuarto aniversario.
“Mantener el rumbo, ese es mi lema”, declaró Macron mientras visitaba el interior de la catedral.
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El presidente francés enfrenta desde hace tres meses una dura oposición en las calles a su reforma del sistema de pensiones. Para la visita de Notre-Dame, la policía estableció un fuerte cordón de seguridad, en torno a la iglesia.
“Creo que podemos afirmar que llegaremos a tiempo” para la reapertura de la catedral a finales de 2024, aseguró por su parte el general Jean-Louis Georgelin, responsable del proyecto de restauración.
“No ha sido fácil pero hemos superado todos los obstáculos”, añadió.
Ornamentos y bóvedas
Los expertos están concluyendo la limpieza de los aproximadamente 42.000 m2 de paredes, ornamentos y bóvedas.
El gran órgano, que resultó indemne pero quedó cubierto de ceniza de plomo, fue desmontado, y sus 8.000 tubos están siendo reinstalados uno a uno.
La investigación judicial sobre el origen del incendio sigue abierta, así como otra sobre la contaminación que provocó la fundición del plomo.
El incendio de Notre-Dame conmocionó a la sociedad francesa, y la movilización popular reunió una cifra récord de 846 millones de euros (935 millones de dólares al cambio actual) para la restauración.