Regresó el Carnaval de Río con la “sensación de libertad y felicidad sin parangón, indescriptible”

RÍO DE JANEIRO. Volvió luego de dos años de pausa el Carnaval de Río de Janeiro. Ayer recuperó la alegría de vivir con un espectáculo en el Sambódromo rebosante de fantasía y desparpajo. Mirá la selección de las espectaculares fotos

Integrantes de la escuela de samba de "Academicos do Grande Rio" desfilan en la Avenida Marquês de Sapucaí, el Sambódromo, durante el Carnaval en la ciudad de Río de Janeiro (Brasil). Las fiestas de carnaval, que paralizan Brasil durante cinco días y tienen su epicentro en Río de Janeiro, renacen para una edición que debe hacer bailar a unos 46 millones de personas en todo el país. (EFE)André Coelho
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“Es una sensación de libertad y felicidad sin parangón, indescriptible”, resumió Debora Soares, una modelo de 25 años de la favela de Cidade de Deus, mientras se tomaba ‘selfies’ con otras bailarinas subidas a una carroza verde durante el primer desfile de la noche.

En el célebre recinto carioca, unas 70.000 personas se entregaron en cuerpo y alma al vibrante ritmo de la samba y a la creatividad de las ‘escolas’, que durante meses confeccionan con ahínco miles de exóticos disfraces y decorados.

La de Grande Río, ‘escola’ campeona de 2022, suscitó entusiasmo con una carroza sobre la que giraban sendos tiovivos gigantes, que parecieron devolver al público a su infancia.

Mocidade convirtió a sus figurantes en graciosas mazorcas de maiz y todas las ‘escolas’ contaron como es tradición con radiantes bailarinas que agitaban hasta el último músculo envueltas en plumas.

“Va a ser un carnaval inolvidable”, previó Iaraci Santos, una enfermera de 64 años. “Desfilo desde los siete años, pero cada vez que entro en la avenida es como si fuera la primera. Me dan ganas de llorar” , agregó.

Integrantes de la escuela de samba de "Academicos do Grande Rio" desfilan hoy en la Avenida Marquês de Sapucaí, el Sambódromo, durante el Carnaval en la ciudad de Río de Janeiro (Brasil). Las fiestas de carnaval, que paralizan Brasil durante cinco días y tienen su epicentro en Río de Janeiro, renacen para una edición que debe hacer bailar a unos 46 millones de personas en todo el país. (EFE)

La fiesta favorita

Y es que los brasileños estuvieron este año más impacientes que nunca por celebrar su fiesta favorita después de que la pandemia del covid-19 forzara la anulación de la edición de 2021 y restringiera la de 2022, celebrada excepcionalmente en abril.

Muchos también festejan el fin del mandato del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que recortó fondos para la cultura y menospreció el carnaval.

El Lula da Silva prometió volver a dar alas a la cultura mientras que su esposa “Janja” estuvo presente ayer en el carnaval de Salvador (noreste) , según imágenes difundidas por la prensa local en las que se la ve bailar con una sonrisa de oreja a oreja.

En total, 12 “escolas” desfilan entre domingo y lunes: cada una con varios miles de personas que recorren al unísono los 700 metros de la pasarela del Sambódromo, incluidos decenas de turistas que pagan varios cientos de dólares para formar parte del delirio carnavalesco.

Las agrupaciones disponen de entre 60 y 70 minutos para convencer al jurado de que su “enredo”, el nudo temático que cada año eligen, es el mejor en cuanto a letra, percusión, trajes, carrozas y puesta en escena en general.

Integrantes de la escuela de samba de "Academicos do Grande Rio" desfilan hoy en la Avenida Marquês de Sapucaí, el Sambódromo, durante el Carnaval en la ciudad de Río de Janeiro (Brasil). Las fiestas de carnaval, que paralizan Brasil durante cinco días y tienen su epicentro en Río de Janeiro, renacen para una edición que debe hacer bailar a unos 46 millones de personas en todo el país. (EFE)

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