“El Papa está aquí, no más peleas inútiles. Este es el apoyo que el país estaba esperando para ser mejor atendido por la comunidad internacional. Estamos felices”, dijo a EFE Aime Mboyo, uno de los cientos de miles de fervientes católicos y de religiosos que se apresuraron a recibir al pontífice.
En el aeropuerto internacional de Ndjili de Kinsasa -donde fue recibido por el primer ministro congoleño, Sama Lukonde- y a lo largo del bulevar Lumumba, una de las principales arterias de la ciudad que Francisco recorrió en el papamóvil, los fieles vibraron haciendo ondear sus carteles y palmas.
"Somos un país de paz y hospitalidad. El papa está en su casa y puede quedarse aquí si quiere", señaló desde el barrio de Limete, en el noreste de la capital, Angélique Mutombo, una anciana que agitaba con sus manos un pañuelo con la imagen del pontífice.
A través de las miradas y gritos de los asistentes quedó claro que la llegada de Francisco se presenta como una fuente de consuelo para los cerca de 45 millones de católicos congoleños -alrededor de la mitad de la población total- mientras el país se enfrenta a la violencia de más de un centenar de grupos armados que operan en el noreste de su territorio.
Grandes retratos del papa colgados sobre paneles publicitarios y pancartas con mensaje de acogida, como "Bienvenido a nuestra casa", fueron los accesorios del baño de multitudes que acompañó al pontífice al recorrer la avenida de camino al Palacio de la Nación, donde se reuniría con el presidente congoleño, Félix Tshisekedi.
Además de los fieles, un fuerte dispositivo de seguridad integrado por miles de agentes fue activado este martes en la capital.
"Hemos desplegado 7.500 efectivos de la Policía Nacional congoleña para garantizar una buena seguridad para este gran invitado al país", detalló a EFE el general Sylvain Kasongo, el responsable policial en Kinsasa.
Las medidas serán aún mayores en el aeropuerto de Ndolo, donde también estarán presentes efectivos de las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC) cuando el papa celebre mañana, miércoles, una misa a la que se espera que acuda cerca de un millón de personas.
A pesar del dispositivo de seguridad, los congoleños parecen sentirse muy cerca del pontífice, de 86 años, cuyo cuadragésimo viaje internacional tenía que haberse efectuado el pasado mes de julio, pero tuvo que aplazarse por sus problemas de rodilla.
Tras la primera parada de su gira africana en la RDC, Francisco volará el viernes a Sudán del Sur, donde permanecerá hasta el domingo, 5 de febrero, en una visita en la que estará acompañado por el líder de los anglicanos, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana de Escocia, Iain Greenshields.