Radicales bolsonaristas mantienen algunas vías bloqueadas en Brasil

RÍO DE JANEIRO. Algunas vías y carreteras de Brasil amanecieron bloqueadas este lunes tras el ataque realizado el domingo por miles de bolsonaristas radicales a las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en un intento de derrocar al mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

Soldados desmantelan un campamento de partidarios de Jair Bolsonaro frente a un cuartel militar.132930+0000 MAURO PIMENTEL
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De acuerdo con el último boletín de la Policía de Carreteras, el tránsito ya fue liberado en varias vías pero permanecen obstruidas dos en el municipio de Novo Progreso, en el estado amazónico de Pará (norte), y otra en Matupá, ciudad del estado de Mato Grosso (centro).

Desde la noche del domingo seguidores del ahora expresidente Jair Bolsonaro bloqueadas carreteras en los estados de Paraná, Mato Grosso, Sao Paulo, Pará, Minas Gerais, Santa Catarina, luego que las autoridades retiraran a los atacantes que dejaron en condiciones deplorables las sedes de los tres poderes.

La víspera varios bolsonaristas radicales también intentaron bloquear la distribución de combustibles en el estado de Paraná, en el sur del país, en la refinería que tiene la petrolera estatal Petrobras en el municipio de Araucária.

La Federación Única de los Petroleros (FUP), un poderoso sindicato del sector, informó la víspera que había alertado de "posibles actos terroristas" en refinerías de Petrobras "en todo el país", con base en amenazas difundidas por las redes sociales.

El sindicato señaló que uno de los principales objetivos era la refinería de Duque de Caxias, en Río de Janeiro, pero hasta el momento no se han registrado bloqueos o actos violentos en el lugar.

El domingo en la tarde miles de radicales que no reconocen el resultado de las elecciones del pasado 30 de octubre organizaron la invasión de las sedes de los tres poderes para tratar de derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

En los palacios invadidos, los radicales causaron cuantiosos daños, destruyeron mobiliario, equipos informáticos y obras de arte colocadas en los despachos.

La Policía dispersó a los manifestantes unas cuatro horas y media después del comienzo del ataque coordinado, por el que hasta el momento han sido arrestadas unas 1.500 personas.

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