Del suelo proceden el 95 % de los alimentos que consume el ser humano y 15 de los 18 elementos químicos esenciales para las plantas: por su importancia para la biodiversidad y el medioambiente, la ONU cada 5 de diciembre desde 2014 celebra el Día Mundial del Suelo pues, según explica en su web, "hay más organismos vivos en una cucharada de suelo que personas en el planeta".
A pesar de esta importancia, el suelo se deteriora progresivamente y, según un análisis de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), "en los últimos 70 años su nivel de vitaminas y nutrientes se ha reducido de manera drástica", lo que influye también en el problema climático ya que, según el director de la ong Azada Verde, Hugo Coll, "un suelo con mayor materia orgánica tiene la capacidad de retener más CO2".
De hecho, "el suelo es uno de los grandes sumideros naturales de CO2 del planeta", ha añadido la investigadora e integrante del área de agroecología de Ecologistas en Acción, Sara Sánchez, por lo que un mal uso del mismo "hace que pase de ser un almacén a una fuente de carbono, con un efecto directísimo en el medioambiente".
Además, es "el sostén de todos los ecosistemas terrestres", motivo por el cual es necesario su cuidado "para mantener el bienestar de las especies y del propio ser humano".
Los microplásticos son otro de los contaminantes que más le afectan aunque no existen tantos estudios que relacionen su impacto sobre los animales terrestres como los hay en los ecosistemas marinos y, así, el profesor de la Universidad Europea Álvaro Luna ha reconocido que "casi todas las investigaciones se han hecho en laboratorios".
Allí se ha podido atestiguar que "las lombrices pueden sufrir daños internos y problemas de supervivencia", pero también las aves se ven afectadas de distintas maneras, como la cigüeña que, afirma, es una "de las especies más perjudicadas porque utilizan este material para construir su nido".
En cuanto a la erosión, la pérdida de suelo transportado por el agua o el aire de un lugar a otro, es en España "un problema muy grave, directamente ligado a la pérdida de cubierta vegetal", ha denunciado Sánchez.
Con ella coincide Luna, al poner como ejemplo los olivares de Jaén que "están sufriendo este problema, al formarse grietas que impiden que el agua de la lluvia se filtre bien".
Siendo importantes estas amenazas, Coll, Sánchez y Luna han indicado que existe "una fuente más grave de contaminación": el uso de químicos y pesticidas y las prácticas insostenibles de la agricultura industrial.
Estos productos tóxicos son arrastrados hacia "arroyos, ríos y mares" donde generan otros desajustes, además de "ser absorbidos por las plantas de las que los humanos nos alimentamos y por tanto incorporamos a nuestro organismo".
El sellado del suelo para construcción y los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones o sequías, agravan ese deterioro.
Entre las medidas propuestas por estos expertos para preservar el suelo figuran apostar por la agricultura y la ganadería familiares y un intercambio más directo entre productor y consumidor, así como reducir la presencia de plástico en la medida de lo posible.