El futuro presidente de Brasil tendrá que lidiar con Congreso poco renovado

Carlos A. Moreno Río de Janeiro, 1 oct (EFE).- El vencedor de las elecciones presidenciales del domingo en Brasil, en las que el progresista Luis Inácio Lula da Silva aparece como favorito, tendrá que lidiar con un Congreso poco renovado, muy fragmentado y con una mayoría de legisladores vinculados a partidos conservadores y de centroderecha.

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De acuerdo con diferentes proyecciones divulgadas este sábado, el porcentaje de caras nuevas en la Cámara de Diputados que será elegida el domingo se limitará al 34 %, muy por debajo del registrado en 2018 (47 %) y el menor nivel en los últimos 22 años.

La proyección del Instituto Ideia indica que el 66 % de los 513 actuales diputados conseguirá reelegirse el domingo.

Los cálculos son similares a los del Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria (DIAP) que prevé que, con la reelección de unos 300 diputados -de entre los 445 que buscan nuevos mandatos-, el nivel de renovación será del 40 %. En anteriores elecciones el número de los que intentaron la reelección fue menor: 407 en 2018 y 387 en 2014.

La renovación será aún menor en el Senado debido a que el domingo tan sólo serán elegidos 27 de los 81 senadores, un tercio del total, y algunos de los actuales, como el exfutbolista Romario, tienen la reelección garantizada según los sondeos.

La limitada renovación mantendrá en el Congreso la actual mayoría conservadora, con partidos de centro y de centroderecha como dominantes, y bajo el control de parlamentarios vinculados al sector agrario y a grupos religiosos y al área de seguridad.

Según analistas de la DIAP consultados por Efe, el reducido índice de renovación será fruto de los cambios en la legislación electoral, que redujeron el tiempo de la campaña electoral y también el período en que los candidatos pueden aparecer en el horario gratuito de propaganda en radio y televisión.

Estas reglas, así como el interés de los partidos en concentrar sus recursos en los candidatos más viables y la prohibición de la financiación privada de las campañas, aumentan la exposición de los parlamentarios en ejercicio y ocultan a los que quieren surgir.

Las proyecciones de ambos organismos sobre los posibles vencedores indican que los partidos de centroderecha y de derecha volverán a tener la mayoría mientras que los de centro-izquierda y de izquierda elevarán su presencia pero seguirán siendo minoría.

Igualmente indican que el Congreso estará totalmente fragmentado, con representantes de entre 20 y 22 diferentes partidos, el mayor de los cuales no alcanzará los 90 diputados (17,5 % del total).

De acuerdo con las proyecciones, la mayor formación será el derechista Partido Liberal (PL), que postuló al presidente Jair Bolsonaro a la reelección, con entre 75 y 90 diputados, por encima de los actuales 76.

La segunda minoría la conformará el Partido de los Trabajadores (PT), fundado y liderado por Lula, con entre 60 y 65 legisladores, por encima de sus actuales 56.

Enseguida se ubicarán cinco partidos de centro-derecha y centro, que son los que ejercen actualmente el dominio en el Parlamento: Progresistas (PP, entre 53 y 59 legisladores), Unión Brasil (entre 50 y 54), Partido Social Democrático (PSD, entre 49 y 54), Republicanos (vinculado a grupos evangélicos, entre 38 y 42) y Movimiento Democrático Brasileño (MDB, entre 36 y 40).

Según las proyecciones de la firma Quaest, los partidos conservadores seguirán ocupando la mitad de la 513 sillas de la Cámara Baja, los de derecha encogerán ligeramente (de 253 a 245) y los de izquierda crecerán (de 121 a 129).

Los partidos cercanos a la coalición liderada por Lula, el favorito el domingo con el 50 % de los votos válidos en los sondeos, deben elevar su número de representantes de 222 a 234, incluyendo los de algunas formaciones de centro que apoyaron los anteriores gobiernos del PT, como el MDB.

Los que están en la órbita de Bolsonaro perderán algunas sillas, de 194 a 181, según las proyecciones de Quaest.

Es decir que cualquiera que sea el vencedor, Lula o Bolsonaro, volverá a ser rehén en el Legislativo de los partidos de centro, que ya han apoyado uno u otro dependiendo de que reciban a cambio.

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