“Todas las mujeres afganas, sin importar dónde están, se sienten abandonadas por la comunidad internacional”, denunció la exparlamentaria exiliada en Estados Unidos Naheed Farid en una conferencia de prensa en la sede de Naciones Unidas.
Farid, acompañada por la activista pro derechos humanos Najiba Sanjar, reclamó a los Gobiernos de todo el mundo que escuchen a las mujeres de Afganistán y tengan en cuenta sus voces a la hora de decidir sus políticas y estrategias para el país.
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“La erosión de los derechos de las mujeres ha sido uno de los aspectos más notables de la administración talibán hasta ahora, y las afganas están sufriendo una de las mayores crisis de derechos humanos del mundo”, insistió.
Tanto Farid como Sanjar describieron la situación como un “apartheid de género” en el que las mujeres se han visto de un día para otro despojadas de derechos básicos.
Afganas se quitan la vida
Según dijeron, cada vez hay más noticias de mujeres desesperadas que optan por quitarse la vida ante esta situación que, insistieron, no hace más que empeorar.
Poco a poco, desde que tomaron el poder el pasado año, los talibanes han ido imponiendo restricciones a niñas y mujeres, que entre otras cosas incluyen el cierre de las escuelas para las adolescentes, limitaciones al trabajo fuera del hogar, obligación de cubrirse el rostro en público o tener un acompañante varón cuando viajan.
“Una verdadera forma de injusticia está teniendo lugar ante nuestros ojos y estamos mirando en silencio y siendo parte, al ser complacientes y aceptar esto como una nueva normalidad”, dijo Sanjar sobre la reacción internacional.
Las activistas, que hablaron a pocos días de que los líderes internacionales desembarquen en Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU, pidieron al mundo más firmeza ante los talibanes y medidas para lograr que las demandas de las mujeres sean escuchadas en Kabul.
Mujeres afganas sin derechos
“Es necesario hablar con los talibanes para proteger los derechos de las mujeres, pero esto no puede hacerse a puerta cerrada y en ausencia de mujeres afganas”, señaló Sanjar, que recalcó que esos contactos no deben dar “legitimidad” ni “reconocimiento” al régimen.
Según subrayaron las activistas, los derechos de la mujer “no deben ser negociables” y no debe permitirse que los talibanes los usen como “moneda de cambio” para lograr ciertos objetivos.
Entre otras cosas, pidieron más medidas a los países árabes y a la Organización para la Cooperación Islámica, que en su opinión debe criticar con firmeza el tipo de Islam que los talibanes están imponiendo.