“Todos tenemos un compromiso con Brasil. No solo los militares que juraron defender la patria con su propia vida”, y “no podemos dejar que Brasil siga el camino de otros países de Suramérica”, dijo Bolsonaro durante una visita a unas obras viales en la localidad de Umuarama, en el estado de Paraná (sur).
Citó entonces a Argentina, Chile y Venezuela, países gobernados por líderes de izquierda, de los cuales aseguró que están en “una situación muy difícil” por sus propios “errores” y “elecciones”.
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En ese marco, y en aparente alusión al favoritismo que todas las encuestas le otorgan al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva para los comicios de octubre, afirmó que hoy en Brasil “existe otro tipo de ladrón, que quiere robar la libertad” de la sociedad.
“Pido que ustedes se interesen cada vez más por ese asunto”, pues “si fuera necesario, iremos a la guerra” con “un pueblo consciente de por qué y por quién está luchando”, declaró subiendo el tono el líder de la ultraderecha, que volvió a enaltecer las facilidades que su Gobierno ha dado para la compra de armas por parte de civiles.
Armas de fuego
“Ustedes saben que las armas de fuego son una garantía para la supervivencia de la familia y una cuestión de seguridad nacional”, pues “un pueblo armado, jamás será esclavizado”, enfatizó.
También aseguró que la “seguridad nacional” está en juego por naciones extranjeras que tienen en la mira las riquezas naturales de Brasil y afirmó que entre los países “no existe amistad, existen sólo intereses”.
Las constantes referencias de Bolsonaro al proceso electoral y al “pueblo armado” han despertado temores en la oposición, y hasta en algunas instituciones, de que en caso de una derrota en octubre el gobernante anime a una reacción violenta a sus seguidores.
La base política de la ultraderecha, además, está integrada en buena parte por militares y policías, todo lo cual ha llevado a muchos analistas a prever que la campaña electoral de 2022 pueda ser salpicada por episodios de violencia.
Bolsonaro quiere armar a la población
Las políticas del Gobierno en favor de armar a la población han sido seguidas por algunos gobernadores bolsonaristas, como el de Río de Janeiro, Claudio Castro, quien esta semana anunció que entregará pistolas y municiones a 10.000 policías ya jubilados.
Lula, quien tiene casi el 45 % de intención de voto frente al 30 % que las encuestas le atribuyen a Bolsonaro, ha denunciado que el Gobierno insiste en “entregarle armas a los fascistas” con la intención de “intimidar” a una sociedad “que quiere un cambio”.
El líder progresista se ha comprometido a, en caso de llegar al poder, “retirar de circulación las armas” liberadas por Bolsonaro y a cambiarlas “por libros”.