En una llamada con periodistas, el asesor de Biden para coordinación de infraestructura, Mitch Landrieu, explicó que estos 3.160 millones proceden de la ley de infraestructura que el Congreso estadounidense aprobó el año pasado con apoyo tanto demócrata como republicano.
La asesora del presidente para el clima, Gina McCarthy, que también participó en la llamada, matizó que el dinero se dedicará a procesar materiales para la fabricación de baterías, pero no a la extracción de nuevos minerales.
"Necesitamos muchas baterías y queremos que sean trabajadores estadounidenses los que las fabriquen aquí, en suelo estadounidense", indicó McCarthy.
Los 3.160 millones de dólares se concederán en forma de subvenciones a entre 16 y 30 empresas del sector, según las estimaciones de la Casa Blanca, en función del número y calidad de proyectos que se presenten.
En agosto del año pasado, Biden convirtió la electrificación del sector del automóvil en un asunto de Estado al anunciar medidas con las que busca transformar esta industria pero también vencer a China y devolver al país el liderazgo del sector.
En un evento con presencia de los líderes de los tres mayores fabricantes de automóviles del país (General Motors, Ford y Stellantis), así como de destacados congresistas, líderes sindicales y organizaciones medioambientales, Biden firmó en los jardines de la Casa Blanca una orden ejecutiva con la que busca que para 2030 la mitad de los automotores que se vendan en el país sean vehículos eléctricos.
Y aunque el documento firmado por Biden no supone ninguna obligación para los fabricantes de automóviles, los Tres Grandes de Detroit, como se conoce a GM, Ford y Stellantis, expresaron su apoyo a las medidas anunciadas por la Casa Blanca.
Biden insistió en esa ocasión en que el país está "en una competición con China, y muchas otras naciones, por el siglo XXI" y para ganar hay que asegurarse de que "el futuro esté hecho en Estados Unidos".
Y añadió una advertencia que ya ha hecho en otras ocasiones: "El futuro del sector del automóvil es eléctrico, y no hay vuelta de hoja".
En la actualidad, menos de un 2 % de todos los automóviles que se venden en el país son eléctricos, lo que coloca a Estados Unidos en el puesto número 20 de la clasificación mundial. Mientras, China duplica a EE.UU. en el número de estos vehículos y la tasa de crecimiento de su mercado doméstico es el doble de la del país norteamericano.