Argentina y su encrucijada de salir adelante con un Gobierno peleado

El presidente y la vicepresidenta de Argentina no se hablan. El acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar el préstamo adquirido en 2018 por el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), archienemigo político de ambos, ha abierto un cisma en el oficialismo cuyas consecuencias en la inestable economía son difíciles de pronosticar.

Alberto Fernández, presidente de Argentina.150012+0000 JAVIER TORRES
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“No he hablado con Cristina (...) Me vuelve loco este país. Si hablo con Cristina, el problema es que hablo mucho con Cristina y me impone cosas. Y si no hablo con Cristina, el problema es que no hablo con Cristina. (...) Esos son temas que nosotros sabremos resolver”, dijo Alberto Fernández esta semana en una entrevista con la Televisión Pública en la que se mostró “seguro” de que “nadie” quiere romper la coalición.

Desde el 10 de marzo sin hablar

Han pasado casi tres años desde que Cristina Fernández, viuda del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) y mandataria entre 2007 y 2015, agitó el tablero político al elegir como candidato a presidente a Alberto Fernández, que había sido su jefe de Gabinete hasta 2008 y con quien llevaba una década distanciada. Con ella como segunda, el tándem ganó los comicios de 2019.

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Ya entonces muchos veían al presidente como una suerte de títere de la vicepresidenta y auguraban que ese matrimonio político tendría cortocircuitos. Y si bien en más de dos años de mandato se han evidenciado algunos roces, no ha sido hasta este marzo que las diferencias se han hecho especialmente patentes. El propio mandatario ha reconocido no haber hablado con su aliada desde el pasado 10 de marzo.

Ese día, los diputados debatían y aprobaban el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y el FMI para refinanciar los 45.000 millones de dólares del crédito de 2018, en medio de protestas a las puertas del Parlamento que incluyeron pedradas que ingresaron en el despacho de la vicepresidenta, también titular del Senado.

Una semana después, la Cámara Alta daba sanción definitiva al acuerdo, con los votos a favor del grueso de la oposición y del oficialismo, a excepción del kirchnerismo, la facción del Gobierno más crítica con el FMI y sus políticas, que consideran nocivas para el país. La ausencia de la vicepresidenta al momento de votar fue el protagonista.

El silencio de Cristina

Cristina Fernández, vicepresidenta de Argentina.

Desde que llegó al poder, el presidente Fernández se ha mostrado muy crítico con la política de deuda de Macri, pero ha reiterado la necesidad de entenderse con el FMI para evitar entrar en un cese de pagos, ya que el país, en recesión desde 2018, agravada por la pandemia de covid-19 y con altas tasas de inflación —52,3 % interanual en febrero pasado— y de pobreza —37,3 % a fines de 2021—, no podía devolver en tiempo y forma el préstamo.

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Es así que el mandatario y los considerados 'albertistas' hicieron campaña en favor del nuevo "programa de facilidades extendidas" con el Fondo Monetario, que incluye un acuerdo de políticas económicas de dos años y medio de duración y diez revisiones y una refinanciación de los vencimientos del crédito de 2018.

Todos insisten en que dicho programa no conllevará ajustes y permitirá afianzar el crecimiento económico que ya se vislumbra: en 2021 la economía se recuperó un 10,3 % tras caer el 2,5 % en 2018, el 2,1 % en 2019 y el 9,9 % en 2020.

“Si hubiéramos entrado en default, los índices de pobreza se hubieran disparado hacia una crisis social en Argentina inimaginable, mucho peor de la que hubiéramos visto en los últimos años”, afirmó este jueves la portavoz presidencial Gabriela Cerruti, días después de que senadores oficialistas, con el apoyo de la vicepresidenta, presentaran un proyecto para crear un impuesto sobre bienes en el exterior no declarados al Fisco que sirva para pagar la deuda con el FMI.

Pero el casi absoluto silencio de Cristina ha generado infinidad de rumores acerca de cuáles pueden ser sus planes sobre el futuro inmediato de la coalición de Gobierno, que no cuenta con mayoría absoluta en el Congreso y que ya mira de reojo las elecciones presidenciales de 2023.

"Una serie de operaciones se vienen desarrollando, tendientes a ponernos al sector que expresa Cristina, que para mi es mayoritario, en el lugar de la ruptura. Y estamos muy lejos de eso", señaló el viernes pasado el secretario general de la organización kirchnerista La Cámpora, Andrés 'Cuervo' Larroque en declaraciones a AM 530 radio.

Sobre la mesa de los analistas y del escenario partidario está ahora cómo transcurrirá la convivencia oficialista en el año y medio largo que queda de Gobierno y cómo influirá en la siempre frágil economía, con el FMI haciendo revisiones de gestión de forma regular antes de cada desembolso económico y con las calles cada vez más encendidas por la protesta social.

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