"Hacemos una vez más un enérgico llamado a las autoridades correspondientes para que se comprometan seriamente en garantizar la seguridad de la población, salvaguardando su vida y su integridad", indicaron los obispos en una declaración.
En las últimas semanas "se ha recrudecido esta ola de violencia y se aprecia un cierto vacío de acción decidida en contra del crimen, los enemigos de la paz se aprovechan y se sienten a sus anchas", destacaron.
"Si no se investigan los hechos, como ha sucedido tantas veces, estaremos condenados a sufrir las consecuencias de la impunidad y obligados a resignarnos a que esto se siga repitiendo en nuestro país", añadió la Conferencia Episcopal.
Los obispos condenaron el "horrible crimen" del sacerdote José Enrique Vásquez, cuyo cuerpo fue localizado este jueves en Medicina Forense de San Pedro Sula, norte del país.
"Condenamos todo tipo de violencia", señaló la CEH, quien lamentó también "la muerte violenta e injusta sufrida" por Vásquez, de 44 años.
Vásquez se distinguió por "su entrega y generosidad en su ministerio pastoral. Su vocación misionera era notable, ya que fue responsable de varias zonas pastorales, párroco de la parroquia San José y encargado de las Obras Misionales Pontificias en su diócesis", añade la nota.
Los obispos indicaron que apoyan y acompañan "con la oración el dolor de monseñor Ángel Garachana, los sacerdotes de la Diócesis de la ciudad de San Pedro Sula y de todos sus feligreses consternados por el asesinato de Vásquez, quien recibió varios disparos de bala.
"Deseamos que este terrible hecho haga reflexionar a todos, para detener ese terrible flagelo de la violencia ciega, para poder vivir en paz", apuntó la CEH.
En el tiempo de Cuaresma, agregan los obispos, "queremos orar intensamente por la conversión de los pecadores, particularmente por la conversión de aquellos que le han arrebatado la vida a un sacerdote y a tantas personas inocentes".
"Nos unimos en oración por el descanso eterno" de Vásquez, dijeron los obispos, quienes esperan que el "sacrificio de este hermano sacerdote sea fuente de muchas vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales en nuestra querida Honduras".
El sacerdote había sido reportado como desaparecido el miércoles luego de que visitó a su familia en el municipio de Victoria, departamento de Yoro, norte del país centroamericano, donde la violencia deja un promedio diario de entre 10 y 11 asesinatos.