Después del intento de asesinato con un dron explosivo contra su residencia en Bagdad, en la fortificada Zona Verde, un fuerte dispositivo de seguridad fue desplegado en todas las entradas de este área, que aloja la mayoría de las embajadas y edificios gubernamentales y es un blanco de ataque frecuente.
De acuerdo con el teniente coronel Emad Raed, del Ministerio de Interior iraquí, la situación en las calles volvió a la normalidad al tiempo que "las fuerzas de seguridad están en estado de alerta ante cualquier emergencia", dijo a Efe.
El ataque, perpetrado la madrugada del domingo, ha puesto en el punto de mira a las milicias proiraníes de Irak, cuyos simpatizantes se han manifestado en las últimas semanas en contra de los resultados de las elecciones del pasado 10 de octubre, en las que el brazo político de estos grupos perdieron casi dos tercios de los escaños.
Medios locales y los canales de comunicación de las milicias informaron hoy que el comandante de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, Esmail Qaani, viajó a Bagdad para apaciguar los ánimos de los grupos armados sobre los que tiene una gran influencia.
REUNIONES SECRETAS
De acuerdo con la agencia de noticias Tura, cercana a las milicias, Al Kazemi también se encontró con Qaani, a quien le pidió reunirse con el líder supremo iraní, Ali Jameneí, que cuenta con una gran legitimidad religiosa entre los grupos armados proiraníes y entre los musulmanes chiíes de Irak.
Asimismo, según la fuente, Qaani recomendó al primer ministro iraquí "alejarse de cualquier acto que amenace la seguridad de Irak", en un momento en el que la relación entre el Ejecutivo y las milicias se está deteriorando a pasos agigantados.
Entretanto, varios partidos políticos chiíes enfrentados también se reunieron con el objetivo de calmar la situación en el país, que se tensó tras el anuncio preliminar de los resultados de las elecciones, que ganó el influyente clérigo Muqtada al Sadr con 73 de los 329 escaños en el Legislativo.
Por su parte, el asesor de Seguridad Nacional, Qasem al Araji, mantuvo reuniones con el jefe de la agrupación de milicias progubernamental Multitud Popular, Faleh al Fayad, y con Hadi al Ameri, líder del Bloque Fatah, el brazo político de estos grupos armados y que tiene una relación muy cercana con Irán, de acuerdo con un comunicado.
Al Araji trasladó a ambos líderes, que se han pronunciado en contra de los resultado electorales, la importancia de "colaborar y solidarizarse ante los desafíos" y pidió "unidad" ante esta crítica situación.
ACUSACIONES DE FRAUDE ELECTORAL
El intento de asesinato de Al Kazemi supuso un punto de inflexión en la relación con las milicias proiraníes de Irak, que acusan al Gobierno y a la Comisión Suprema Electoral de "manipular" los resultados electorales.
Sin embargo, la comisión dijo hoy en un comunicado que, después de revisar las apelaciones a los resultados y de hacer un recuento manual de votos en los colegios electorales en los que se presentaron quejas, no se encontró "ningún caso de fraude".
El pasado viernes, los choques entre la policía y manifestantes partidarios de las milicias que rechazan los resultados electorales dejaron dos muertos y más de un centenar de heridos, lo que derivó en amenazas de estos grupos armados hacia el Gobierno.
UN MOMENTO DELICADO
De acuerdo con el profesor de Información de la Universidad de Irak, Mahmud al Obeidi, el ataque contra Al Kazemi "constituye un desafío importante y peligroso para la seguridad y la estabilidad política de Irak", dijo a Efe.
El analista argumentó que el ataque da una "mala impresión" de Irak, en un momento en el que varias embajadas extranjeras han sido atacadas con cohetes, por lo que el país ofrece una imagen de "inestabilidad si incluso el primer ministro puede ser atacado".
Al Obeidi tachó de "sabio" el llamamiento a la moderación de Al Kazemi, puesto que "cualquier acción apresurada puede conducir al caos y enfrentamientos que causen más derramamiento de sangre".
Por su parte, el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Bagdad Sabah al Sheij señaló a Efe que el intento de asesinato "refleja la amplitud de las diferencias y las tensiones entre los bloques chiíes que buscan mantenerse en el poder tras los resultados preliminares, que evidenciaron el fracaso de algunos grandes bloques".
Los principales bloques chiíes y, en especial las milicias, perdieron una gran cantidad de escaños en las pasadas elecciones, algo que supuso un aumento de las tensiones sectarias entre ellos, y que va en detrimento de los intereses del país, según Al Sheij, que apunta que es necesario que “trabajen juntos” para resolver los problemas de Irak.