El citado informe señala además que la brecha de producción de energías fósiles -carbón, petróleo y gas- se ha mantenido prácticamente sin cambios desde 2019, por lo que apela al papel destacado y primordial de todos los Gobiernos para garantizar que la transición ecológica, más allá de los combustibles fósiles, sea justa y equitativa.
Los gobiernos proyectan colectivamente un aumento en la producción mundial de petróleo y gas, y solo una modesta disminución en la producción de carbón, durante las próximas dos décadas, lo que conduciría a "niveles de producción futuros muy por encima de limitar el calentamiento global".
Los países del G20 han destinado casi 300.000 millones de dólares en fondos adicionales a los combustibles fósiles desde el comienzo de la pandemia, mucho más de lo destinado a energías limpias, por lo que el PNUMA reclama restricciones a la exploración y extracción fósil para evitar niveles de suministros de combustibles incompatibles con los objetivos climáticos.
Asimismo, urge a los Gobiernos a poner fin a los subsidios y otros tipos de apoyo a la producción, excluir los combustibles fósiles de las finanzas públicas y orientar un mayor apoyo hacia el desarrollo con bajas emisiones de carbono.
En la misma línea, el PNUMA aboga por una "transición justa, equitativa y eficaz" que requerirá de un mayor apoyo internacional para los países que dependen de la producción de combustibles fósiles y tienen una capacidad financiera e institucional limitada.