Son muchos, hasta 6.000, los lugares que llevan su nombre, desde el Distrito de Columbia en el que se encuentra Washington, la capital del país, a ciudades, calles, ríos o montañas.
Según la Auditoría de Monumentos Nacionales, elaborada por Monument Lab y la Fundación Andrew W. Mellon, tras la destrucción o el retiro obligado por la violencia de esos grupos, quedan 149 estatuas y similares en recuerdo de Colón en Estados Unidos, lo que le sitúa en tercer lugar y solo por detrás de los expresidentes Abraham Lincoln (193) y George Washington (171).
Este reciente estudio ya ha tenido impacto en las políticas públicas y fue citado en un proyecto de ley del representante estatal de Pensilvania Chris Rabb (demócrata), quien a inicios de este mes propuso cambiar el Día de Colón por el Día de las Elecciones.
En los últimos meses se pueden contar más de una treintena de casos de monumentos de Colón que fueron decapitados, vandalizados de numerosas formas o retirados por las autoridades en ciudades a lo largo de todo el país, desde Filadelfia a Boston o Miami.
El retiro de estatuas, placas y monumentos varios se aceleró en 2020 durante la ola de protestas de grupos filocomunistas, que llevan esta práctica como uno de sus emblemas.
Los focos de las protestas fueron monumentos de padres fundadores de EE.UU. y exploradores, en un revisionismo histórico parcializado y manipulado. Colón fue una de sus mayores víctimas, pues le achacan un papel destacado en la trata transatlántica de esclavos, a pesar de que el explorador llevaba muerto años antes de la extensión de esta práctica.
También es conocido el argumento del “exterminio de pueblos indígenas”, que igualmente obedece a una acusación ideológica, no académica, desconociendo la realidad vividia durante ese tiempo en el continente, como las continúas luchas interminables entre naciones americanas, masacres de unos pueblos contra otros, esclavitud y sacrificios humanos, desde antes de la llegada europea.
La presión de los grupos extremistas ha hecho claudicar a diversas sociedades. Como ejemplo, las autoridades de la ciudad de Columbus, en Ohio retiraron dos estatuas del descubridor, una de ellas frente al mismo Ayuntamiento.
Menos civilizada fue la retirada en Baltimore (Maryland) de una de las tres obras en honor al marinero de Génova, que fue derribada en 2020 por manifestantes, que al menos dejaron en pie el obelisco que se considera el primer monumento a Colón erigido en todo el mundo, en 1792.
DÍA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
La Casa Blanca no ha sido ajena a todo este debate: El pasado viernes, Joe Biden, del partido Demócrata (donde militan muchos de los exponentes de esa corriente filocomunista) se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos en proclamar este lunes como la celebración no sólo del Día de Colón, sino también como del Día de los Pueblos Indígenas.
En su proclamación para esta festividad -que este año se celebra este lunes 11 en Estados Unidos- Biden reconoció la “historia dolorosa de errores y atrocidades que muchos exploradores europeos infligieron sobre las naciones tribales y las comunidades indígenas”, sin mencionar los hechos similares realizados entre tribus amerindias, unas contra otras, o contra diversos asentamientos de colonos europeos pacíficos.
La congresista demócrata por Nueva York Nydia Velázquez lamentó este lunes que no se trate solo del Día de los Pueblos Indígenas y que estos deban compartir celebración con el “maniaco genocida” de Colón e instó a reconocer que todavía hay “mucho trabajo” para reparar el “daño” que supuestamente causó el genovés.
La aspiración de eliminar el Día de Colón no es nueva y ya en la década de los setenta del siglo pasado, un número de activistas pidió cambiar esa celebración federal.
Algo que ya hacen catorce estados, el propio Distrito de Columbia y más de 130 ciudades, ya sea al mismo tiempo que el Día de Colón o en sustitución de esta celebración que se remonta a 1792, cuando Nueva York celebró el 300° aniversario de su llegada.
Y cien años más tarde el entonces presidente, Benjamin Harrison, proclamó oficialmente por primera vez esta festividad, que actualmente es una de las diez que se respetan a nivel federal en EE.UU.