Polimeni (Roma, 1962), elegida para el cargo en noviembre pasado en primera vuelta y con los votos del 60,7 por ciento de la comunidad académica, algo que no sucedía desde hace “muchos, muchos años”, es una excepción también por ser una de las cinco mujeres que se encuentran al frente de una universidad Italia. Los otros rectores, 79 nada menos, son hombres.
En una entrevista con Efe, la rectora aborda el "lento" camino de las de las mujeres para superar esas barreras, pero también los "duros" efectos psicológicos de la pandemia en estudiantes y profesores y sus esfuerzos para que el futuro de La Sapienza, la mayor universidad de Europa, sea "aún más prestigioso que su pasado".
La primera mujer en más de 700 años
La primera mujer rectora en los más de 700 años de historia de La Sapienza, que cuenta con más de 115.000 estudiantes y 10.000 trabajadores, entre docentes y administrativos, valora más el consenso que logró su proyecto educativo en las elecciones universitarias que la "gran novedad" de su nombramiento porque "en el tema de la presencia femenina en la carrera académica aún hay mucho por hacer".
Aunque las profesoras universitarias asociadas han pasado del 30 al 50 por ciento del total entre 2018 y 2020, el desequilibrio permanece entre las catedrática, que son solo el 30 por ciento, frente a un 70 por ciento hombres: "es evidente que hemos agrietado el techo de cristal, pero aún no lo hemos roto".
El camino para potenciar la carrera profesional femenina en general es "la conciliación", respecto al cuidado de los hijos, "pero también de los padres", y "la necesidad absoluta de acometer acciones de apoyo", aunque es "el entero sistema del país" el que debe implementarlas, sin dejar de lado "otro gran problema, cual es el descenso de la natalidad, y al que está estrechamente vinculado".
Trabajar con las estudiantes más jóvenes, para "deconstruir los estereotipos" que llevan a que menos mujeres se gradúen en carreras de Ciencias y acometer medidas de "reclutamiento" que "premien el mérito", pero que también creen "igualdad de oportunidades" son otros ámbitos en los que mejorar en una "cuestión cultural que requerirá tiempo" para ser superada.
"Para romper el techo de cristal hace falta determinación, capacidad y también coraje" porque hay que crear "las condiciones de disponibilidad", pero lo que está claro es que si "el liderazgo femenino, que es más inclusivo y propenso al trabajo en equipo, comienza a afirmarse, será imparable", asegura.
Los “duros” efectos psicológicos de la pandemia
Polimeni, que lleva más de 20 años en cargos institucionales en el mismo lugar en el que estudió Medicina, quiere que el futuro de La Sapienza sea "aún más prestigioso que su pasado". ¿Cómo lograrlo?. Con más innovación, una mayor adecuación a las necesidades del mundo laboral, una gran oferta internacional y potenciando la investigación y las tutorías, algo "cada vez más relevante dado el déficit formativo provocado por la COVID-19".
La pandemia "nos ha golpeado duro", reconoce la rectora, y, aunque las universidades italianas han reaccionado "con gran resiliencia", el impacto psicológico en la comunidad educativa "está absolutamente demostrado".
"Tanto es así que nosotros, como Universidad, que ya estábamos dotados de un servicio de ayuda psicológica para los estudiantes, estamos trabajando en potenciarlo, ampliándolo para los docentes y el personal técnico-administrativo", explica.
Además, "los datos nos dicen que en la población juvenil este año y medio han aumentado también los trastornos de la alimentación, que es otra pista particularmente indicativa, y al menos en Italia, los servicios de neurosiquiatría infantil están llenos".
La emergencia sanitaria ha obligado a potenciar la educación online, “una experiencia que hay que aprovechar para el futuro”, pero siempre “de forma complementaria, nunca sustitutiva”, porque “la universidad es presencia: no se trata sólo de clases, sino de contacto y relaciones”.