La reunión mensual del Consejo de Seguridad sobre Siria coincidió con la convocatoria a las urnas en el país árabe, con la que Al Asad busca afianzarse de nuevo en el poder tras años de guerra.
Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, miembros permanentes del Consejo, criticaron duramente los comicios, que ven simplemente como una maniobra del líder sirio y que, consideran, no ayudarán en nada a resolver el conflicto en el país.
“Si las elecciones en curso fuesen libres y justas, estaríamos celebrando la democracia en acción, pero lamentablemente no lo son. Las elecciones de hoy en Siria son un insulto a la democracia y a los sirios”, señaló en nombre de EE.UU. el embajador Richard Mills, que calificó los comicios como una “farsa”.
Los países occidentales subrayaron que las elecciones van en contra del proceso impulsado por la ONU con base en una resolución del propio Consejo de Seguridad, que busca un acuerdo para una nueva Constitución y luego la convocatoria de elecciones libres.
“La farsa que se está celebrando hoy no es parte de ese proceso. Ni se acerca a cumplir con los requisitos”, señaló el diplomático Jonathan Allen en nombre del Reino Unido, que consideró que únicamente países no democráticos pueden considerar esto como unas “elecciones”.
El embajador francés ante Naciones Unidas, Nicolas de Riviere, insistió en que los comicios no son creíbles y no darán ningún tipo de legitimidad política al régimen.
La propia ONU, a través de su enviado para Siria, Geir Pedersen, dijo que “toma nota” de las elecciones presidenciales, pero recordó que se están celebrando bajo la actual Constitución y, por tanto, no son parte del proceso político demandando por el Consejo de Seguridad.
Rusia, mientras tanto, apuntó que los comicios se celebran bajo la legalidad vigente y no contradicen las resoluciones del Consejo.
El embajador adjunto ruso, Dmitry Polyanskiy, defendió que las votaciones se desarrollan con normalidad y destacó la alta participación.
CRISIS HUMANITARIA
Mientras tanto, Naciones Unidas volvió a destacar la enorme crisis humanitaria que se vive en Siria y urgió una vez más al Consejo a no recortar la operación de ayuda transfronteriza de la que dependen millones de personas en el norte del país.
El actual mecanismo de ayuda, que autoriza el uso de un único cruce fronterizo desde Turquía, expira en seis semanas y para poder continuar debe ser renovado por el Consejo, donde Rusia amenaza con vetar cualquier iniciativa en ese sentido tras haber forzado el año pasado el cierre de otros pasos.
Moscú defiende que las entregas de ayuda desde Turquía, gestionadas por Naciones Unidas, benefician a grupos "terroristas", por lo que quiere que todos los convoyes se canalicen desde dentro del país, cruzando el frente militar desde zonas controladas por Al Asad.
“La operación transfronteriza -que es un salvavidas para más de tres millones de personas- no puede sustituirse. Esperamos que este Consejo asegure que esa línea salvavidas no se corta”, dijo hoy el jefe humanitario de la ONU, Mark Lowcock.