A solo cuatro días para la gran despedida del príncipe Felipe, fallecido el pasado viernes a los 99 años, tanto el Ejército como la casa real trabajan a contrarreloj en la compleja maquinaria que requiere una ocasión histórica. La Oficina de Lord Chamberlain, liderada por el teniente coronel Michael Vernon (principal funcionario de la casa real), cuya sede se ubica en el palacio de Buckingham -residencia oficial en Londres de la reina Isabel II- está a cargo de los aspectos prácticos del evento.
Entre otras cuestiones, ese departamento se encarga de emitir las invitaciones al acto para los 30 elegidos, un número reducido a tenor del actual contexto de severas restricciones por la pandemia. Todo está siendo planeado al milímetro: desde el momento exacto en el que deberán llegar los miembros de la realeza a la capilla para ocupar sus asientos a sus posteriores movimientos.
Las directrices dictadas por el Gobierno para contener el coronavirus en este país donde un efectivo programa de inmunización ha reducido significativamente los contagios diarios y las admisiones hospitalarias- dificultan los preparativos del servicio, al contemplarse normas como la distancia social de dos metros o la obligatoriedad de llevar mascarillas en todo momento.
También se están completando los preparativos que requiere la capilla, del siglo XV y estilo gótico, para ser debidamente acondicionada y puesta a punto para la retransmisión en directo por televisión del funeral.
Gran refuerzo policial
Hasta que llegue el sábado, agentes armados patrullan hoy las inmediaciones del Castillo de Windsor, a las afueras de Londres, al haber reforzado la policía su presencia en la zona desde el pasado viernes. El cuerpo policial de Thames Valley confirmó que se han desplegado “patrullas de alta visibilidad” y que los ciudadanos advertirán “una mayor presencia de la policía, incluyendo agentes armados en Windsor durante este momento de luto nacional”.
“El castillo de Windsor es una residencia real de relevancia y esperamos que la ciudad esté más llena de lo normal, al llegar personas a presentar sus respetos”, explicó el cuerpo en una nota. También se dispondrán agentes adicionales por el centro de la ciudad y áreas colindantes con el objetivo de “mantener a los residentes, negocios y visitantes seguros en todo momento”. La pasada semana la policía adelantó que el próximo sábado se habilitarán mecanismos de seguridad encubiertos, si bien algunas de las medidas serán “visibles”, como los circuitos de televisión cerrados o las “barreras de mitigación de vehículos hostiles”. Sin embargo, se insta a la gente a no congregarse en las residencias reales, a evitar grupos grandes, minimizar los viajes y no dejar ofrendas florales, sustituyéndolas por un donativo a una organización benéfica.