El llamado sistema MOSE, cuya construcción duró más de 15 años por los escándalos de corrupción y sobrecostes, en función desde el pasado 3 de octubre y que ha sido activado en varias ocasiones, falló el martes, lo que desató fuertes polémicas.
Los venecianos, acostumbrados desde hace siglos al fenómeno del “acqua alta”, tuvieron que volver a usar las botas de goma y las pasarelas de madera para hacer frente a las inundaciones que alcanzaron 1,37 metros sobre el nivel del mar la tarde del martes, por lo que la plaza de San Marcos, famosa por sus palacios bizantinos y por ser el lugar más bajo de Venecia, quedó cubierta por las aguas tras las fuertes lluvias registradas en toda la península.
Para evitar ese fenómeno, que está afectando los cimientos de una de las ciudades más bellas del viejo continente, fue construido el complejo sistema de diques móviles, cuyo coste alcanzó los 7.000 millones de euros (USD 8.400 millones). La ambiciosa obra de ingeniería, con 78 compuertas, se puede elevar en 30 minutos y luego desaparecer completamente bajo el agua cuando no está activada, siendo una estructura única en el mundo.
Sin embargo, el martes, el sistema no se puso en marcha debido a que el pronóstico sobre el tiempo fue erróneo, ya que calculó un aumento del nivel del agua de sólo 1,2 metros sobre el nivel del mar. “Para que se active el MOSE es necesario un pronóstico más alto”, explicó el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, a la agencia de noticias italiana Agi. “Vamos a revisar las reglas del puesto de mando”, advirtió.
Muchos recordaron la fatídica fecha del 12 de noviembre del 2019, cuando Venecia sufrió la peor inundación desde 1966 y la ciudad quedó paralizada con el agua hasta las rodillas.
Las aguas sucias y saladas se arremolinaron ese día alrededor de las tumbas de mármol de la célebre cripta bizantina de la basílica de San Marcos, que sufrió graves daños. La ciudad de Marco Polo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, entre los lugares más visitados del mundo, ha registrado una fuerte pérdida de turistas por las inundaciones del año pasado, que se ha agravado con la pandemia de coronavirus.