Esta previsible mejoría, señala la firma de análisis, situará las ventas de vehículos en esos dos ejercicios un 6 % por debajo de las cifras de 2019.
El único factor que puede modificar la previsión de S&P es el comportamiento del mercado chino, el más dinámico pero también el más impredecible, y el único que puede alcanzar en 2022 los niveles de ventas de 2019, previos a la pandemia.
La analista Vittoria Ferraris explica en su informe que las perspectivas de S&P sobre el sector del automóvil son más conservadoras que las del conjunto del mercado, por las dificultades que atraviesan los posibles compradores y por los altos precios de los coches híbridos y eléctricos.
Una mayoría de fabricantes y proveedores de componentes van a producir por debajo de sus posibilidades a lo largo de este año, añade el informe, y muchos de ellos van a acabar el ejercicio muy endeudados.
S&P calcula que la rentabilidad y los flujos de efectivo de los fabricantes sean en 2021 más débiles que en 2019; además, las empresas tendrán que efectuar cuantiosas inversiones para adaptarse a las nuevas necesidades del mercado, con vehículos menos contaminantes.
De ahí que S&P mantenga en negativo la perspectiva de este sector.