El estudio, elaborado por el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM), el Instituto de Estudios para Políticas de Salud (IEPS) y Human Rights Watch (HRW), se basa en datos oficiales de 2019, cuando los devastadores incendios en el bioma tropical dispararon las alarmas en la comunidad internacional.
El informe, que cuenta con el análisis de expertos y profesionales de la salud, señala que en 2019 hubo 2.195 hospitalizaciones por enfermedades respiratorias relacionadas con los incendios de ese año, que incluyeron a 500 bebés de menos de un año y 1.080 personas mayores de 60 años.
Los incendios aumentaron un 30% en la Amazonía brasileña en 2019 hasta llegar a los 89.178 focos, achacados principalmente a la deforestación ilegal, que el año pasado ya se disparó un 85%.
En este 2020 se ha registrado un mayor número de fuegos en junio y julio, meses que corresponden a una temporada seca que se prolonga hasta septiembre-octubre y en la que suelen multiplicarse las llamas en el ecosistema, con lo que el problema se agudizaría.
El humo de los incendios contiene, según el reporte, “altos niveles de partículas finas” que contaminan el aire y están vinculados con “enfermedades respiratorias y cardiovasculares, así como con muerte prematura”.
Ello provocó que millones de personas que viven en el mayor bosque tropical del planeta “estuvieran expuestas a niveles nocivos de contaminación del aire causados por las quemas relacionadas con la deforestación en la Amazonía”.